Enlace a Netwriters Index

viernes, 9 de abril de 2010

NO FUERON TUS MANOS...

No fueron tus manos, sino las mías las que ganaron la pelea, a pesar del triunfo que te adjudicaron los jueces, Charlie. Estaba claro que, hiciera lo que hiciera, los apostadores no iban a perder su dinero y el “tongo” estaba decidido. Y no será porque no te puse un ojo a la funerala y te salté tres dientes, pedazo de burro, porque boxear, hijo, de lo que se dice boxear, no tienes ni puñetera idea… ¿Cómo es posible que estés imbatido en tus veinte peleas anteriores y diecinueve de ellas las hayas ganado por K.O.? Sí, llevas camino de disputar el Campeonato del Mundo...pero eres un lerdo, un soplagaitas que no tienes dos sopapos… Eso sí, se acabó la sonrisita y el guiño a las nenas al subir al ring, porque, con la manta de golpes que te di tienes para una reparación en regla… a pesar de que te lleven al mejor esteticista. Te dejé hecho un cromo… que sí, hombre, que sí, que no me dio la gana aceptar “vuestra” oferta, ni tampoco me dieron miedo las amenazas… Que una cosa es lo que dijera mi manager al concertar la pelea… y otra lo que pensaba yo en mis adentros. Que era mi último combate, que me podía llevar un buen pellizco, que, de todas formas, iba a perder, que vete tú a saber qué pasa con mi futuro, gansters,
que sois unos gansters… Pero como estoy sólo y poco me podéis quitar, sólo la vida, pues mira, me di el gusto de tirarte cuatro veces a la lona mientras en tu rincón no se creían lo que estaban viendo. Eso sí, aguantaste hasta el final. Y es que ya no soy el de antes. Hace unos años te habría tumbado y ni te habrías podido mover en el primer round. Ahora, con casi 40 años, no pego igual… pero vamos, que si no llega a ser por la compra de los árbitros ya me dirás tu como ibas a ganar… si ni me rozaste. Ya ves: algunos periódicos hablan de inhabilitación para los árbitros, de repetir el combate. Pero yo sé que no lo vais a consentir, que fue mi última pelea. Eso sí, cuando alguien te pregunte quien te ha cambiado la cara diles que fueron mis manos, las mías, las de Bob Acuña, un viejo, ya ves, pero que al que no le compra ni su padre.

Port

6 comentarios:

  1. El poco movimiento de este blog se debe a que es un blog complementario del mío en la blogsfera (ESPACIO PERSONAL DE EMILIO PORTA) pero esta entrada está sólo referida en el blog principal y por eso la pongo directamente como post personal aquí, ya que, en estos momentos el blog principal se encuentra ocupado con el debate sobre Poesía que, en forma de mesa redonda, sigue abierto.

    Port

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Luismi, por seguir mi blog. Yo también sigo tus apasionantes entradas. Esa palabra distinta que es todo... menos un adorno. Auténtica y clarificadora Literatura.

    Port

    ResponderEliminar
  3. Emilio, vaya día de sorpresas... Primero Alex ,ahora tú.
    Me alegro de que hayas sacado de su escondite este relato. Un hombre con tanto valor y honestidad como Bob Acuña se merece un puesto de honor.

    Gracias en su nombre y un beso en el mío.

    ResponderEliminar
  4. Si, estaba un poco escondido en mi blog de la Blogsfera debido al debate sobre Poesía, que no quería enturbiar con entradas adyacentes. Estaba el "titulo" debajo de mi foto...pero pocos sabían que, pinchando ahì, aparecía el relato. Dada la función, fundamentalmente de apoyo creativo de este blog...pues lo he sacado a la luz aquí. Gracias por tu comentario, Mari Carmen.

    Port

    ResponderEliminar
  5. Vaya, no sabái nada de tu blog, Emilio. Me alegro que también nos encotremso en esta dimensión.

    Te sigo.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Me encanta que contactemos David. Este es mi blog auxiliar. Si quieres entrar en el mío de verdad ve a google, por en el buscador emilio porta...y pincha, directamente, en ESPACIO PERSONAL DE EMILIO PORTA. De hecho acabo de cerrar un debate sobre Poesía y literatura con más de 300 intervenciones, del que voy a sacar un libro. Ese blog, además, está metido en ESCRITORES EN RED...que es un conjunto de blogs con el que está linkeado también el de Enrique. Por cierto me sigue encantando seguir Peón de Brega. Un abrazo.

    ResponderEliminar