“Nunca pensé que tendría que elegir entre vida personal y literatura, entre vida personal y comunicación”
Las celdas del monasterio son cálidas, porque dan calor y albergue al alma, la retienen y le dan espacio. Qué gran compañero es el silencio, qué gran compañera es la soledad. Cada mañana el sol entra callado por la pequeña ventana que da al huerto. Un huerto cuidado por los escasos monjes que aún quedan en este lugar, recóndito y perdido, de la montaña del pirineo navarro.
Mi padre siempre quiso entregarse a la vida contemplativa: “Sólo puedes encontrarte a ti mismo cuando has eliminado de tu vida el ruido, cuando puedes escuchar el silencio” El había estado rodeado toda su vida por ese ruido, ruido de voces y batallas, de normas y obligaciones, de deseos incumplidos, incluso el ruido de la vecindad, de la apariencia de amor y amistad. Murió sin haber cumplido su mayor deseo: ser monje. Sólo pudo ser soldado, al fin y al cabo como la mayoría de nosotros: soldado de la vida.
Sin embargo yo me he escapado a este lugar sin límites, a este recinto de piedra e historia, donde las aves saludan la claridad y la luna sella e ilumina la atmosfera en las noches. Me he escapado del ruido y solo escucho el rumor del aire, el rumor de una cascada penitente, del agua que discurre en caída salvando otra Caída, purificando los pecados de la Naturaleza, mayores, sin duda, que los del Hombre. Estoy en Orzeán, nombre de un monasterio que no está en los mapas. Un monasterio del Norte, escondido de las visitas de los que no buscan en su interior. Un lugar lleno de leyendas pero que se alimenta de la seguridad de la búsqueda, que se edifica con los sueños y las esperanzas. Cualquiera diría que es un lugar de huida. Y sí, lo es. Un lugar donde nada ni nadie llega. Sólo aquello y aquellos que llevas en la memoria, lo que permanece en la difusa y concreta memoria de los recuerdos.
Orzeán es un lugar donde la temperatura es siempre la deseada. Hay, cada mañana, una ligera brisa que acompaña al sol. Y, cada tarde, una ligera llovizna que se desprende de las nubes. El clima cambia según lo miras, según lo vas haciendo tuyo, según te pertenece. No se como he llegado hasta aquí...¿Me dejó caer un pájaro en un sueño? ¿Me aferré a su existencia cuando estaba a punto de dormir en la Nada? Orzeán es un lugar donde nada se explica, nada se recurre ni se lamenta. Quizás es la antesala del Paraíso, o es el Paraíso mismo. Dicen las inscripciones del Libro de Horas que es lugar de irás, mas del que nunca regresas. Pero mi mente es fuerte y se que podré volver al camino anterior con sólo desearlo. Aunque el deseo sea una batiente contra la que hay que probar las intenciones. Tendré que volver, sin duda, tendré que volver. Salir de mi pequeña celda luminosa, de las estrechas pero amplias paredes de mi celda, para regresar al mundo. Sólo porque desearé comunicar estos escritos para que no habiten únicamente en ese interior que ahora mezclo y difumino con el exterior.
En Orzeán no hay luz eléctrica y estas notas y reflexiones necesitarán el archivo de la permanencia, la frágil permanencia de una carpeta de ordenador. Permanencia, qué extraña palabra para quien está de paso. Qué extraño anhelo de una Humanidad que se va, que se está yendo siempre, que jamás se queda. Y que jamás se quedó, pues la conciencia - la consciencia - es nuestra única seña de identidad y se pierde en la disolución y el vacío cuando abandonamos - o nos abandona - la existencia. No, se que no me quedaré siempre en Orzeán pues llegaría a perder la razón, como le ocurrió a Wittgesntein cuando se aisló del mundo.
En un arco a la entrada al monasterio hay una frase grabada en la piedra: “Ora et labora”. Ora es el pensamiento, labora es la escritura. Yo ahora sigo esta máxima de Orzeán, la regla de la orden de San Benito que levantó sus muros: trabajo y rezo. No a ningún dios, sino al misterio y la esperanza. Y trato de alejar la amargura de la incomprensión y las sombras que, fuera de aquí, consumen nuestras vidas.
domingo, 4 de julio de 2010
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Uno escribe siempre la misma obra decía un conocido escritor...y quizás sea verdad. Porque este capítulo de "La Espera" ha sido escrito ahora, precisamente en el momento más concreto de mi alejamiento de la ciudad y, sin embargo, mi visita a Orzeán se produjo hace tiempo. Es como si estuviésemos yendo y viniendo del pasado al presente y de éste al pasado de forma continuada, ininterrumpida. T. S. Eliot - lo señalo una vez más - lo expresó de forma adecuada en "The Four Quartets" en ese poema que identificaba los tres periodos de la vida (pasado, presente y futuro) como uno solo. En realidad...todo lo que sucedió está sucediendo ahora mismo y lo que sucederá habrá ocurrido ya, de alguna forma. Por eso, ahora mismo, no se donde estoy, si en el Monasterio de Orzeán o en el Monasterio de Samos, que es donde he estado realmente. En cualquier caso mi intención es seguir reflexionando, en la medida que pueda, en una celda de soledad y libertad llevando una vida monacal en el regreso. Una vida con más espacio para el silencio y la escritura, guardando más el alma, preservándola de las agresiones del entorno, de la prisa y los compromisos, una vez que - la vida nos exige cumplir algunos de forma concreta y sin posibilidad de escape - que los que suponen la subsistencia material, nuestra o de aquellos que dependen de nosotros, se cumplan.
ResponderEliminarIremos comentando según regrese.
No quiero interrumpir tu silencio, pero espero que no sea un lugar de irás y no volverás.
ResponderEliminarSí, la soledad a veces es la mejor compañía.
Besos
No. Es un lugar de vuelta. Y de cambio. El cambio es siempre necesario. Pero hay que afrontarlo desde la perspectiva de saber quienes somos y a donde vamos, en el caso de que vayamos - o lo intentemos - a algún sitio.
ResponderEliminarAveriguarlo necesita siempre un tiempo de reflexión, fuera de compulsiones y obligaciones. Bueno, eso es Orzeán.
Port
Blogger no me ha permitido poner el comentario directo por alguna extraña razón...así que lo transcribo:
ResponderEliminarAl ir leyendo me ha venido a la mente la búsqueda Shangri-La, de la película “Horizontes perdidos”. Emilio, seguro que tú la guardas también en el recuerdo. Deseo que tu búsqueda te depare descubrimientos de belleza sin igual como aquellos. Inserto URL de la canción que hizo en su día el mítico Mark Knofler: hhtp://www.goear.com/listen/3999459/our-shangri-la-mark-knopfler: “Esta noche la belleza del lugar buscado arde en mi memoria. La rueda de cielo se vuelve infinitamente por encima de nosotros esto es el cielo…”
Un abrazo
Alicia Uriarte
Resueltos indirectamente los problemas técnicos...decir que esa película la ví en Inglaterra hace muchos años, en mi primer viaje...recuerdo que tenía una de las mejores bandas sonoras que he escuchado jamás...y que el intérprete principal era Peter Finch...Nunca conseguimos lo que buscamos...por eso hay que hacer apacible y fluida la búsqueda...O aceptar, simplemente, que el paraíso es estar en paz.
ResponderEliminarUn abrazo Alicia y gracias por poner siempre ese punto de música que hace ver que no sólo los cantos gregorianos llegan al interior...
Port
Resueltos indirectamente los problemas técnicos...decir que esa película la ví en Inglaterra hace muchos años, en mi primer viaje...recuerdo que tenía una de las mejores bandas sonoras que he escuchado jamás...y que el intérprete principal era Peter Finch...Nunca conseguimos lo que buscamos...por eso hay que hacer apacible y fluida la búsqueda...O aceptar, simplemente, que el paraíso es estar en paz.
ResponderEliminarUn abrazo Alicia y gracias por poner siempre ese punto de música que hace ver que no sólo los cantos gregorianos llegan al interior...
Port
"...alejar la amargura de la incomprensión y las sombras..."
ResponderEliminarVoy a leer Corales en cuanto que me haga con él. Voy a olvidarme de cualquier condicionamiento previo.
Ánimo. Las polémicas, a veces tienen su lado positivo. Aunque amarguen.
Gracias por dedicarme un poco de tu tiempo.
Por cierto, cuando tenía 18 años me fui a pasar una semana de mis vacaciones de Navidad al monasterio de Santo Domingo de Silos. Aquel fue mi Orzeán. Aún lo recuerdo gratamente.
Somos nuestro tiempo interior. Las dobleces del tiempo exterior son algo natural.
ResponderEliminarTal vez, la hora más cierta y necesaria, sea la de buscarse a uno mismo de forma objetiva. Olvidar todo y declinarse a ser fiel a la propia sinceridad. Una vez conseguido, con mayor discernimiento, podremos actuar en concordancia con ese Yo interno crecido y renovado pero siempre bajo el dominio de la raíz inquebrantable del carácter. Otra cosa es cortar ramas para curar el tallo, pero la raíz siempre será el simiente que nos condicione. No obstante, acompañado por la meditación también se consigue atemperar. Todo tiene solución con voluntad y vida.
Suerte en este viaje un tanto Kafkiano que no deja ser una especie de metamorfosis del pensamiento.
Un abrazo.
Cris.
Paso por aquí, Emilio, de puntillas. Lamentaría romper esa atmósfera de Orzeán.
ResponderEliminarSeguramente, compañero, todos necesitamos ese paréntesis que estás disfrutando.
Un abrazo.
Paso, Emilio, por quí, por Orzeán, de puntillas: lamentaría quebrar esa atmósfera que has conquistado.
ResponderEliminarSeguramente todos necesitamos paréntesis como el que tú estás disfrutando.
Un abrazo.
Una tormenta eléctrica debe haberse descargado sobre el servidor...o mi ordenador...que al no haberlo utilizado en unos días...hace "extraños". Os contesto con tranquilidad...de momento ha puesto algún comentario doble...¿será que el calor afecta también a los "cerebros electrónicos"?
ResponderEliminarGracias a todos...y os comento más detenidamente cuando consiga "hacerme" con los mandos de mi Fujitsu.
Juan Carlos...mis principales amigos son escritores...y buenos escritores. De hecho yo creo que es dificil mantener una relación personal si los intereses y actitudes no son parecidos. Ya ves, nos conocimos por un tema puntual en la red...y parece que la escritura nos va a unir. Gracias por tu comentario. Orzean...también en Silos...¿por qué no?. Todos los lugares donde uno busca la paz, finalmente, están dentro de nosotros.
ResponderEliminarHola, Cris, gracias por tu comentario. Siempre hay que hacer un receso en la ajetreada vida del cuerpo y de la mente para intentar ver las cosas con claridad. Este viaje al silencio que he hecho...e intento continuar en esa claridad, me ha servido para poner un poco de orden en mis actitudes y mis palabras. Quizás ahora hable menos, pero lo que hable o escriba será con absoluta conciencia de su valor personal. El literario me interesa también, por supuesto, pero es algo subjetivo. Cara al exterior tiene que ver con el reconocimiento social y esto no es muy importante, aunque a algunos colegas les haga surir - a mi mismo en otro tiempo me pasó, cuando creía que merecía muchas más cosas por el hecho de escribir bien - pero ahora, cuando uno viene de un viaje y mira bien al mundo, se da cuenta de que lo único realmente importante es estar en armonía con la vida, en paz con uno mismo y con los demás. Y no por ello abandonar el camino de escritores. Algunos es lo único que somos. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido Aster...como tu comentario es breve... pero me encanta verte por mi blog, el servidor lo ha repetido y no lo voy a desdoblar. Pasa por Orzeán y sus aledaños cuando desees, de puntillas o con sonoros pasos. Siempre eres bien recibido.
ResponderEliminarEspero que en la profundidad de ti mismo descubras, como tus amigos los corales, cosas maravillosas que transmitirnos a tu vuelta.
ResponderEliminarUn abrazo. luismi
Orzeán: un paraíso pintado de ternura, de paz, de serenidad, de sensibilidad... “Un lugar lleno de leyendas pero que se alimenta de la seguridad de la búsqueda, que se edifica con los sueños y las esperanzas”... Un lugar en el que, voluntaria y conscientemente, has intimidado con la soledad y el silencio... Una alacena entrañable donde reposar tu alma...
ResponderEliminarEmilio, es precioso tu paraíso... Tal vez encuentre un hueco entre la soledad y el silencio este poema de Blas de Otero:
TAN CALLADO
El reloj da vueltas en la noria del tiempo
estira los brazos los alza los abate
entonces encendemos la lámpara maravillosa
y cenamos
tragamos polvo y bebemos viento
viento del molino del tiempo
tiempo del molino del reloj
enjugamos los ojos y extendemos la sábana
de la vida la sábana de la muerte
y enterramos minutos niños girasoles
mientras el reloj da vueltas a la noria
de la noche...
Un abrazo.
Toñi
Te contesto con una frase maravillosa de otro poema de T.S. Eliot: "At my beginning is my end...". Sí, luismi, en nuestro principio está nuestro final, por eso lo más maravilloso de un viaje no es solamente descubrir nuevos parajes, sino también mirar mejor lo que habita dentro de nosotros y a veces olvidamos. Supongo que, después del descanso y reflexión del verano todos trataremos der mejores o, al menos, que las circunstancias no consigan vencernos...y empeorarnos. Un abrazo.
ResponderEliminar...der mejores, je, je...hasta las erratas se encaminan a la síntesis. De ser se convierte en der (palabra alemana, por cierto...esperemos que no sea un acto fallido del inconsciente referido a la semifinal de la Copa del Mundo que se juega en un rato)...en fin, que "nada excluye nada" como diría David Nihalat.
ResponderEliminarPort
“El pasado y el futuro,
ResponderEliminarlo que pudo haber sido y lo que ha sido,
miran a un solo fin, siempre presente.“
T. S. Eliot
Ecos del pasado y palabras del presente...para crear un hermoso paraíso. La belleza y la paz que encierra sus muros me llama, me atrae. Busco en mis recuerdos las claves que me lleven a Orzeán.
“Un monasterio del Norte, escondido de las visitas de los que no buscan en su interior. Un lugar lleno de leyendas pero que se alimenta de la seguridad de la búsqueda, que se edifica con los sueños y las esperanzas.”
Transportada por estas palabras, llego a un bosque donde todavía resuena La Canción de Roldán. El espíritu de los Pares se mezcla con el de los peregrinos que comienzan su camino de búsqueda. Miro alrededor pero no hallo arco de piedra que me de la bienvenida. Cierro los ojos. El agua y los árboles entonan una canción que el aire traduce con su dulce susurro- No busques, encuentra. – Y entonces me doy cuenta, Orzeán está aquí. En la armonía de tus palabras.
Escucho la cascada penitente y empieza a caer esa ligera llovizna que refresca la tarde. Pronto saldrá la luna... y mi alma retornará a la realidad pero con esperanza y sueños.
Ya no necesito Ávalon. Que se lo queden Arturo, Merlín y Morgana, yo tengo ORZEÁN. Gracias por edificarlo para nosotros.
Besos y abrazos soldado de la vida.
Esta vez comentarios y respuestas van cruzados...como va todo en la vida...pero cada uno encontrareís, encontraremos, las palabras dirigidas a cada cual que son las propias palabras compartidas con los otros y que son palabras también destinadas a mí...Porque en la unidad del círculo, de los círculos superpuestos, los caminos invisibles se cruzan con los visibles y se forma un todo del que vamos tomando cada trazo, cada rasgo, no en función de la dirección, sino de aquello que es del otro y es nuestro a la vez, porque es compartido en la esencia más que en la geografía. No es un jeroglífico. No trato de combinar, sino de compartir. La idea de compartir en si especificaciones y conenidos nos da la libertad de encontrar, en cada mensaje a los otros, un mensaje propio para cada uno. Esa es la idea de la amistad, de un grupo de amigos, de escritores que comparten pensamiento y emociones: literatura, en suma, literatura encarnada en el ser. La identidad se disocia y se unifica a la vez en el espejo que supone cada entrada, nuestra y de los otros. Blogsfera: esfera. Como un planeta que gira y que contiene y que se eleva sobre el horizonte, así veo yo esto. Y dicho lo cual, Toñi, tu comentario me parece precioso...y el poema elegido, precisamente de Blas de Otero, en uno de sus registros menos conocido, da aún más valor poético a lo escrito, eleva el sitio de Orzeán casi a la categoría de mito.
ResponderEliminarGracias... qué gran comentario, que hermosas palabras.
"Busco en mis recuerdos las claves que me lleven a Orzeán"
ResponderEliminarMari Carmen, tengo que apostillarte. Porque tu comentario es un gran escrito literario que permite, además, apuntalar lo que expongo en mi contracomentario anterior acerca de la "ósmosis" que se produce al intercambiar en lo escrito... lo pensado y lo sentido.
No conforme con esta frase, continúas, captando, además, y exponiendo, el elemento esencial de "búsqueda" que hay en Orzeán:
"Transportada por estas palabras, llego a un bosque donde todavía resuena La Canción de Roldán. El espíritu de los Pares se mezcla con el de los peregrinos que comienzan su camino de búsqueda. Miro alrededor pero no hallo arco de piedra que me de la bienvenida. Cierro los ojos. El agua y los árboles entonan una canción que el aire traduce con su dulce susurro... No busques, encuentra... Y entonces me doy cuenta: Orzeán está aquí. En la armonía de tus palabras"
Realmente, captar esto, captar plenamente su intención en la escritura del autor no es fácil, a pesar de que no haya nada especialmente complejo en la estructura de este capitulo de seguimiento de mi novela/libro, puesto aquí como continuación, además de como reflexión personal.
Me ha hecho feliz que hayas sido capaz, a tu vez, de crear un texto poético a partir de la interacción con lo escrito. Y esto, también, vuelve a realzar la tesis que sostenía en mi contestación a Toñi.
Son Literatura y Filosofía unidas en el deseo de ir más allá: un proceso de alcanzar la plataforma en la que el pensamiento encuentra la paz y la armonía, como muy bien dices.
Sí...empiezo a ver que Orzeán no es sólo un camino personal ni una fantasía. Orzeán es una meta compartida por los que creemos que las palabras señalan hacia puntos de luz que rompen la oscuridad y la incomunicación.
Gracias por tu aportación a ese bello camino.
Hola, Emilio.
ResponderEliminarYo creo que es importante el silencio de vez en cuando para ese reencuentro con uno mismo. También tengo recuerdos de Santo Domingo de Silos, en mi caso antes de ser universitaria, con un grupo de universitarios de la que después fue Fundación Tomás Moro, muchos de los cuales continúan yendo allí a buscar la paz interior y el silencio. No es casualidad, creo yo, que en esos lugares espirituales concebidos para orar y trabajar, para el encuentro con uno mismo y con Dios, sea donde el ser humano busca tantas veces su paz. Para mí, el mar ha sido siempre mi paraíso y sus fondos un lugar de placidez; pero ha habido siempre algo superior en esa búsqueda personal cuando he visitado los monasterios.
Silos, además, es un lugar de referencia para la lengua castellana, tanto por las glosas como por la labor de custodia que hicieron después los monjes. Esperemos que aquella lucha no haya sido en vano y la devoción a la palabra y a sus orígenes conserven el lugar que merecen.
Un abrazo,
Encarna
Samos, Silos, Orzeán...el Hombre busca siempre alejarse de los lugares donde el ruído no permite escuchar con serenidad los muchos mensajes que nos envía la vida...Esos lugares estan presididos por el silencio, por la posibilidad de una inmersion en las profundidades del alma, de una inmersión en nuestro interior. Quizás por eso se produjeron y guardaron en los monasterios y abadías de todo el orbe maravillosas obras escritas y se recopilaron códices y libros desde su mismo origen. Las bibliotecas de los monasterios acumulan saber y conocimiento de todas las materias. En El Escorial hay una de las mejores bibliotecas del mundo y el monasterio de portugués de Mafra tiene una de las más bellas exitentes.
ResponderEliminarEn todas las bibliotecas, por cierto, hay que guardar estricto silencio. Qué poco se armoniza la falta del mismo con el pensamiento...Gracias, Encarna, por acompañar esta entrada.
Hay un poeta que escribió un pequeño poema:
ResponderEliminarTRAVESÍA DEL OLVIDO
Vivir es una forma de alejarse,
siempre.
Y alejarse es una buena forma de acercarse a uno mismo y por tanto a los otros.
MI abrazo. Enrique
Siempre me han gustado las paradojas, Enri. Poco a poco vamos entrando en calor, nunca mejor dicho. Al calor del alma, me refiero.
ResponderEliminarUnas buenas letras, aunque sean breves - más si son inteligentes e intensas - son el mejor abrazo para un verdadero escritor.
Devolución del mismo, compañero.
Silencio...
ResponderEliminarSilencio ruego...
Silencio ruego si el silencio es acertado...
Silencio...
Silencio para que Emilio ESCRITOR escuche del silencio.
¡Silencio!
Emilio, un fuerte abrazo que te dure todo Julio.
La sociedad marca unas pautas y el individuo necesita, a veces, otras, Jesús. La palabra escrita es, para mi, ausencia de ruido por lo que no la elimino y es compatible, de momento, con las tareas que me trae este verano. La verdad es que debo llevar muy dentro esto de la escritura porque, normalmente, me siento más cómodo escribiendo que hablando. Sí...en la escritura no hay sonido ambiente, sólo el sonido de tu interior. Gracias por tu columna.
ResponderEliminarFeliz verano...a tu manera.
¡Jo,Emilio!
ResponderEliminar¡Qué maravilla!
Un abrazo.
Santiago Solano
¡Jo, Emilio, qué maravilla!
ResponderEliminarUn abrazo.
Santiago
Viniendo de tí, Santiago, el comentario vale por todo un tratado de crítica literaria. Y se que no lo dices sólo por la Literatura...aunque Literatura sea todo...lo que va por fuera y sostiene las palabras...y lo que va por dentro: las palabras mismas que sostienen otra cosa... la mente y el corazón fundidos en su misma existencia, los dos lados conscientes del ser.
ResponderEliminarGracias profundas.
Me ha encantado tu entrada, tus entradas. Felicidades!
ResponderEliminarEl silencio es más que importante, casi vital, cada día más. Creo que se habla, que no se dice, demasiado en estos tiempos. Hombre sabio tu padre :)
Un placer conocerte y leerte, Emilio.
Lo mismo digo, Antonia. Magnífica tu pagina. Tu blog. En forma y fondo. Es bueno que vayamos ampliando el círculo de nuestros espacios, cuando esa ampliación merece la pena. La de tu escritura , sin duda. Espero que sigamos este buen comienzo de buena relación literaria.
ResponderEliminarCada uno tiene su Orzeán, aunque es dífícil describirlo con tanta belleza como lo haces tú. A veces es escandaloso el silencio, pero parece que en ese monasterio queda absorbido por las paredes. Hasta la vuelta, Emilio.
ResponderEliminarGracias, David. Precioso comentario. Se nota que estamos cerca...aunque físicamente parezca que andamos más lejos. Que el verano nos traiga paz y luz. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarPort
Hola Emilio:
ResponderEliminarHace mucho que Cris García Barreto me recomendó tu espacio literario.
Es muy cierto que haces honor a sus palabras. Me pareces un gran escritor.
Para meditar se hace imprescindible la soledad.
Cuando estamos con los demás debemos intentar aparentar ser uno más y creo que eso se nos hace difícil a más de uno.
Me identifico mucho con Cris y el poco tiempo que tengo se lo dedico a su espacio.
También me estoy sintiendo identificada contigo y debo añadir que me reconforta este hallazgo.
Enhorabuena por tu talento.
Me gusta leer, los comentarios no se me dan bien ni me veo a la altura del resto de los contertulianos.
Recibe un atento saludo.
Encarna.
Bienvenida, Encarna...Estoy muy de acuerdo con lo que dices en tu comentario, que te agradezco, así como también te agradezco la opinión que tienes de mis escritos...que, en realidad, son como una prolongación, sin sonido, de mis pensamientos. Es la ausencia de ruido lo que es necesario, mas que el silencio. Por eso me gusta eso que dices sobre la dificultad de ser uno más, no porque estemos por encima de nadie, muy al contrario - una cura de humildad nos vendría bien a algunos que nos creemos especiales, pues hay muchas personas más necesarias que nosotros, los escritores, para el funcionamiento del mundo...desde médicos a mecánicos, carpinteros, albañiles, inventores de artilugios, cultivadores de tierras, recolectores de cosechas...- en fin, que entiendo y me identifico con lo que manifiestas...huir de ser uno más en el modo de comportarse, en las diversiones forzadas, en la vulgaridad de tantas conversaciones y ..si, de eso huimos algunos, o intentamos huir. Orzeán - ese lugar tan real de tanto ser pisado con la imaginación - permite la reflexión y el aprender a conocer el mundo y a nosotros mismos. Sí, esa es la soledad necesaria, la que permite mirar en profundidad y no tirar el tiempo, ya de por sí, tan escaso, aunque a algunos, les sobre. Porque, al que le sobra tiempo...es que le falta inteligencia y sensibilidad.
ResponderEliminarMuchas gracias por acercarte hasta aquí.
Hola Emilio:
ResponderEliminarPaso a dejarte un saludo, me ha encantado encontrar tu página.
Respecto al escrito: A veces el silencio es necesario para poder continuar...
Besos
Mónica
"La vida, para el que la conoce en profundidad, es un gran silencio"...es una frase de un antiguo filósofo oriental...o mía, tendría que bucear en mi mente para saberlo con seguridad, bueno, esta duda provocada es parte del juego, del elemento lúdico necesario en la expresión y la comunicación.
ResponderEliminarYo creo que el silencio no está en la cantidad de palabras, yo escribo muchas - y antes decía muchas también - sino en la actitud y en no hablar por hablar. La actitud de espera y necesidad de comprensión de la vida, respetando las pausas y el ritmo natural de la existencia, es lo que busco en esta metáfora del Monasterio de Orzeán. Vamos muy deprisa y, aunque un cierto grado de estrés es necesario, dicen, para la evolución individual y colectiva, deberíamos entrar también en lo que el ser humano necesita para que el pensamiento superviva y progrese. Una de esas cosas es darle espacio. Y tiempo.
Te agradezco tu visita, Mónica. Ya sabes que tengo una magnífica relación con la familia Menassa y el Grupo Cero. Un abrazo.
Ya que no nos dejas decirte nada en tu otro blog, he querido dejarte un abrazo con todo mi cariño y recordarte que comienza la vuelta al cole mi querido Emilio. Así que te espero en la puerta de entrada, con el plumier y mi mejor babi. Gracias por esos versos de Machado, que siempre dan que pensar -como diría alguien, seguro-.
ResponderEliminarEse abrazo y mi cariño siempre
No es que no deje poner comentarios en mi otra entrada del otro blog, querida Rosa...es que son tiempos de meditación y espera...y de una cierta recuperación física...No estoy del todo bien, nada grave, pero un catarro de verano sin curar me ha dejado una bronquitis rebelde (aunque sigo los consejos que, en otra situación similar, me dio Manuel)...y la tos hace ruido. Estoy con vosotros, mis amigos, en el silencio de este Monasterio de Orzeán, que sigue abierto...porque mira al espacio infinito de los sueños y no de la realidad.
ResponderEliminarGracias por tu comentario...se que estás ahí, para mí y para todos. Siempre has estado. Otro abrazo y también mi cariño, que sabes es sincero.
Como sabéis tengo dos blogs enlazados. El otro es ESPACIO PERSONAL DE EMILIO PORTA. Por razones coyunturales, como digo en el comentario anterior, en las entradas que estoy haciendo en el otro blog - la última da algunas claves sobre Orzeán y mi actual momento - tiene los comentarios congelados. Es dificil atender comentarios cuando uno no tiene ordenador a mano. Y allí no tengo ordenador. Bueno, parece un poco extraño, pero tampoco tengo móvil en estos momentos. Y el teléfono fijo está en huelga. No, no es una broma. Es que, a veces, la vida es así.
ResponderEliminarPort
Sí, Emilio, la vida es así, con idas y venidas. Con silencios programados, y a veces necesarios para poder continuar en este mundo tan absurdo como atractivo.
ResponderEliminarEspero que la huelga del teléfono acabe pronto porque pienso llamarte en breve.
Besitos.
Mila
Pues no creo que acabe pronto...en realidad casi acaba de empezar. Es una huelga no del teléfono conmigo, sino mía con el teléfono. Hemos roto relaciones...por mi salud mental y física. Esta última se refiere a una faringitis que se está haciendo crónica. Creo que he hablado demasiado en mi vida, como todos. Y el cuerpo se resiente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Emilio
Me gustaría hablar y escribir como tú lo haces, incluso con faringitis. Un saludo cordial.
ResponderEliminarPues...gracias, Fernando. Tus palabras suponen un gran apoyo en estos momentos. Bienvenido a mis blogs. Un abrazo.
ResponderEliminar¡¡¡SI ES QUE NO SE TE PUEDE DEJAR SOLO!!!. Me descuido un pelín y te me resfrías.
ResponderEliminarA mi esto del retiro me parece bien, que se avecinan tiempos duros y luego hablamos sin fundamento.
En mi caso, como Pirineos me queda lejos y no soy muy de vida monástica (lo sabemos, ¿verdad?), no me queda más remedio que hacer mi retiro "continuado". Cada día hay mas de muchas razones para hacer silencio y ¡ay de aquel que no cumpla esta simple norma!. Luego pasa lo que pasa: la tarea se amontona y tenemos que hacer retiro intensivo.
En definitiva, es una elección: retiro Intensivo o retiro Continuado.
Reconozco que el ruido de vuestra ciudad no propicia la cosa.
O sea, Emilio, para el siguiente retiro piensa en el Monasterio de Fortuna.
Un abrazo.
“…Hasta el momento último la vida es lo que somos en el transcurso, y también su recreación en la imaginación y a través del recuerdo….”
ResponderEliminarRealidad o ficción, da igual, porque si has conseguido hacernos sentir que eras real. Si has conseguido que echemos de menos poder dejarte un comentario en tu blog o simplemente darte las gracias por hacernos pasar tan buenos momentos leyéndote, sin duda existes dentro de cada uno de nosotros, los que te leemos y queremos seguir teniéndote cerca.
Espero poder leer despacio todo lo que has creado desde Orzeán en este verano cálido que no ha dejado de sentir tu presencia.
Un abrazo amigo
Querido Manuel...aunque eres un espléndido médico y se que tienes "poderes especiales" no me has podido ver la garganta en directo...He seguido tus instrucciones de la crisis del pasado año...pero dura...y dura...es como las pilas Duracell, las del anuncio...Por lo demás, como tú y yo sabemos de que va esto del tiempo y el espacio y el afecto permanece...pues eso..que tú me entiendes...y yo te entiendo, ¿verdad?. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarPort
El Monasterio de Fortuna está más cerca de tu lugar de "destino"...y tiene buena pinta. Vamos, que el Sur también existe...como dice la conocida frase. Y, además, Murcia es una maravilla. Toda la región.
ResponderEliminarPort
Querida Rosa: No cabe duda de que tengo grandes amigos. Comprender sin necesidad de explicar. Y dar sin pedir y sin contraprestaciones. Ese es el sentido de la amistad. Tú, desde hace mucho, demuestras, no sólo el cariño y la amistad hacia mí, sino hacia muchos compañeros y compañeras. Además de buena escritora eres una extraordinaria persona. Muchos, afortunadamente, lo saben. Gracias por tus palabras y otro abrazo para tí.
ResponderEliminarPort
Me ha llegado como un sueño, las bellas durmientes somos así, recibimos señales desde otros planetas. El caso es que ya sé dónde está Port, y donde se ubica Orzeán. En el bello pasaje del bosque de Irati, hace cuestión de una década se encontraba un espartano monasterio, con su reloj en la torre que medía los días con pulcra exactitud. Allí estaban los monjes que araban la tierra y abrían sus puertas a los estudios que querían aprender de los legajos que custodiaban en su biblioteca. Port, viajero donde los haya, se fue a pasar allí un verano. Lo que no sabía era que el Gobierno decidió inundar esas tierras ya que el gradiente era el ideal para conseguir la máxima altura de la caída del agua, y por tanto ese valle era fundamental para algo que se denominó Plan Hidrológico Nacional. De esta forma, todo quedó bajo el agua. De vez en cuando, Port consigue salir de ese estado submarino y regresa a la tierra, lo único que el cambio de medio le afecta a la garganta, habituado ya a estar siempre como pez en el agua en su biblioteca de Babilonia. No hay que hacerle mucho caso por sus toses, porque como todos sabemos siempre que regresa a Orzeán, se transforma en caballito de mar, recorre los corales del lugar, y se sienta a hablar con un amigo suyo que acaba de llegar, viene con mochila y es muy maño, la verdad es que hacen muy buenas migas. La suerte que tenemos es que nuestro amigo Port, se escapa de Orzeán para contarnos mil aventuras, la única pega es su carraspera. Habrá que enviarle toneladas de eurisimo para que supere el cambio del medio acuático al terrestre.
ResponderEliminar;-D
No suelo publicar anónimos..pero este es de una gran belleza y sensibilidad...y supongo que de alguien que me aprecia y prefiere firmar con unos símbolos gráficos a con su nombre...Realmente ignoro quien está detrás de estas palabras...pero, sin duda es alguien que conoce el oficio de escribir y que comprende que este lugar, que sí permite comentarios, es el espacio adecuado para complementar el conjunto que supone la entrada en los dos blogs. Orzeán y Port, Port y Orzeán, dos realidades, dos juegos, dos inventos...y dos realidades también. Gracias, seas quien seas, por tus palabras.
ResponderEliminarPort
Bueno, Emilio, por fin te encuentro. Yo juraría que existes, que no has sido un sueño. Pero si lo has sido, eres uno de esos sueños de esos de los que no se quiere uno despertar.
ResponderEliminarGracias, Ana. Si, me encuentro un poco en la penumbra ahora, pero claro que existo. He prolongado un poco el silencio por temas de salud general interior y exterior. Volveré al camino a final de mes, espero, de forma progresiva. Qué bonito comentario...me anima mucho. Mi actual ausencia de palabras no significa, ahora lo veo, que hayan caído las anteriores en saco roto. Me das una gran alegría, compañera.
ResponderEliminarCualquier paso que demos en busca del silencio, es un paso acertado. Te deseo una buena estancia.
ResponderEliminarUn abrazo
Bienvenida Carmela, gracias por compartir mis pensamientos y el espacio en que descansan. La búsqueda del silencio es, en realidad, la búsqueda de nosotros mismos. Otro abrazo para tí.
ResponderEliminarComparto contigo la concepción del silencio como la entrada en un espacio profundo de profundo reconocimiento. Podríamos decir: el "temible" y "maravilloso" espejo donde nos reconocemos. Pero se necesita valor...
ResponderEliminarUn abrazo: Ana Mª Castillo
Bienvenida a mi blog, Ana María...y gracias por tu comentario. En realidad, para vivir, se necesita siempre valor, porque hay que afrontar la realidad, que, filosóficamente, puede ser una "ilusión observada" pero nuestros sentidos nos la hacen concreta cada día. Esa realidad casi siempre es un medio hostil, al que vencemos o nos vence. Y para entrar en esa lucha necesitamos saber muy bien quienes somos y cual es nuestra fuerza e identidad. No conozco mejor modo de buscar esa fuerza y esa identidad si no es a través de lo que yo llamo silencio, que es una forma de permanecer atento a la observación interior, para ver eso que tu llamas espejo como algo menos temible.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cerré los ojos y desperté em Orzeán. Aún no regreso, ni quiero despertar.
ResponderEliminarYo, siempre que puedo, me escapo allí. Cuando no puedo, me traigo, también, Orzeán a mi habitación. Como bien dices, es cuestión de cerrar los ojos y no ver el lado oscuro de la vida. Mejor dicho, conocerlo pero no dejar que nos lime la esperanza. Tú, con tu luz lo haces todo más fácil. Yo se que no es un mero reflejo del sol. Tienes brillo propio.
ResponderEliminarToda materia es energía y esa energía nos ilumina. Qué bello satélite.
Miro la foto de tu avatar. Sin cerrar los ojos.