Hace muchos años, de adolescente, visité por primera vez el Monasterio de Samos, en Galicia. Me pareció un lugar mágico. Un lugar donde el silencio y el recogimiento eran unos buenos compañeros de estancia y de viaje. Allí… algo cambio en mi vida. Una voz, mi propia voz , me dijo: “Vuelve aquí cuando lo necesites. Cuando necesites la soledad y la paz para ordenar tu existencia”.
Ha sido un largo invierno. Un tiempo donde el porvenir parecía no existir y el presente fue un largo camino donde hubo que reordenar, continuamente, los acontecimientos. Más de un día y otro día el horizonte era una maleta de plomo que apenas podía levantar. Y en esa maleta estaban mezclados obligaciones, tareas, y sueños. Y, al ir mezclados, los sueños se diluían adyacentes a las tareas. El ordenador ha sido, durante este tiempo, vía y camino, interior y exterior. Un amplificador de mi alma, constante en sus aprecios, constante en sus encuentros. Pero es un ordenador que no anda sólo, no es portátil. Tiene paredes fijas a mi casa, al lugar donde normalmente habito y trabajo la escritura. No viene conmigo, no puede hacerlo, el pobre no se puede mover. De esta forma, en este viaje que ahora emprendo, tendrá que esperar mi regreso. Si en Samos hay algún compañero movible que me preste, por unos momentos, su teclado, me asomaré a la ventana de lo necesario. Si no es así, haré incursiones premeditadas, confortado por los cantos gregorianos, desde algún pueblo cercano. Siempre me gustó esa palabra, gregorianos. Yo asociaba estos cantos, además de a la paz de espíritu, no a los del religioso que les da nombre, sino a los de Gregorio Samsa, el personaje de Kafka en La Metarmofosis que fue, a su vez, junto con su autor, personaje de uno de mis primeros relatos cortos de uno de mis primeros libros, Porlock, escrito en Inglaterra a la infinita edad, cronología prefiero decir, de veintiun años, y publicado hace tiempo. Sí, definitivamente mi Fujitsu se queda anclado y me esperará. Como todos mis escritos, acumulando esa mezcla final que será mi novela acabada e inacabada a la vez, que lleva por nombre La Espera, ese titulo completo e incompleto que puede que cambie, como cambia todo, como cambiamos todos también.
No, este no es el segundo capítulo, ningún capítulo, ¿o sí? , de ese libro. Esto es una página de mi impenitente Diario Sublunar, la 234, que escribo y se reescribe constantemente desde las perspectivas y las coordenadas de ahora, de hoy, que no dejan de ser mis perspectivas de siempre, sólo que más dañadas, aunque también más sabias. ¿Literatura y, por tanto, irrealidad? ¿O confesión y por tanto, realidad?. No, no creo que nos pongamos de acuerdo, ni siquiera creo que me ponga de acuerdo conmigo mismo. De hecho todo es una huida. Una huida, física o mental, que se vierte al papel, también real o imaginario, por donde transcurre nuestra existencia. Nuestra existencia de escritores, autores, constatadotes, viajeros, testigos, prisioneros y héroes.
Cuando esté en Samos, probablemente, la comunicación con el mundo exterior, con los otros, cese por algun tiempo, aunque no habré desaparecido.
Es curioso, las habitaciones y estancias de un monasterio se llaman celdas. Y, sin embargo, en ocasiones, son celdas para la libertad.
sábado, 19 de junio de 2010
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En un libro, tal y como yo concibo la Literatura, y como la concibió Cortazar en Rayuela, se mezcla todo. Por mezclar, se mezcla también la propia vida. Me voy de viaje, corto y largo, interior y exterior, o ambas cosas a la vez, o una sola. Supongo que a Samos o al recuerdo de Samos. Necesito algo de silencio para reordenar las cosas. Ni siquiera se, si hay comentarios, y ojalá los hubiera, desde donde y cómo voy a contestarlos. Aunque siempre lo hago, de una forma o de otra. Lo cierto es que todos hemos necesitado, a veces, la libertad interior que permite una celda monacal.
ResponderEliminar¿Qué es real y qué no lo es? Dificil es saberlo en el mundo literario, que es el único verdaderamente mío.
Ahora estoy camino de un monasterio. Es hora de pensar.
Deseo que lo pases bien y vuelvas renovado pero siendo el mismo, porque dificilmente puedes mejorar todavía más. Un abrazo
ResponderEliminarAntonio
Querido Emilio: La libertad del ser humano viaja con él a donde quiera que vaya; da igual la reclusión en un monasterio, viajando en metro, mirando al cielo en una noche estrellada... Creo que el recogimiento (no el aislamiento) es bueno para reflexionar sobre el camino a seguir, y para no dejarnos llevar por la apatía y la desilusión cuando intuyamos que ninguno nos lleva hacia donde nos gustaría ir. La vida es tan complicada como nosotros mismos. Siempre estamos esperando más del que tenemos cerca, sin darnos cuenta de que a él le sucede lo mismo. Si necesitas irte, físicamente, al monasterio, vete. Pero si no te fuera posible, llega hasta allí a través de la imaginación ¡TU PUEDES! Haz como el personaje de uno de mis cuentos: quería irse a Australia, y ese fue el paisaje que divisó desde su ventana. Los años sirven para muchas cosas. Entre otras, para aumentar el equipaje en nuestra memoria. Busca en su archivo y, seguramente, encontrarás a aquel jovencito que visitó Samos por primera vez. Él sigue vivo en ti, en esencia y pureza. Porque, aunque todo cambia, en el fondo de nuestros corazones seguimos siendo los mismos: aquellos que soñabamos con un mundo utópico.
ResponderEliminarUn abrazo grande y todo mi cariño.
Mila
!Viajes explorados e inexplorados!...Sentencias de nuestro propio corazón ahorcado o vívido de sensaciones que nos cortan la respiración en este caminar literario o real, paralelo o en fusión de reclamo para aunar ese derecho a la libertad que debería reverberar en todo ser humano. La profundidad del ser, su abismo, su elevado vuelo... la palabra exacta - como certeramente apuntara Salinas- en el momento justo del alma que la espera es el mejor elixir para vivir renovándonos cada día. Vencemos la soledad haciéndola nuestra y en ese pequeño, gran castillo encantado, creamos la sonoridad implícita en nuestro universo personal que nos exige, siempre, ir más allá de la somera realidad...Pero ¿acaso los sueños no forman parte también de esa realidad observadora...? Tú, Emilio, eres como una copiosa roca de poros transparentes que trascienden la luz de la paz interior y que nos remites a través de tu verbo. Conozco esa sensación monacal de la que hablas y comparto en su totalidad cuanto expresas en cada una de tus sílabas. "Caminante de caminos"... qué silogismo para despertar....
ResponderEliminar¿La lógica del conocimiento?.... Felicitaciones, amigo Porta, un escrito francamente bueno, muy bueno.
Laura Olalla Olwid
Antonio, un abrazo muy fuerte. Seguimos en el camino. Siempre te siento en él.
ResponderEliminarPort
"La libertad del ser humano viaja con él a donde quiera que vaya; da igual la reclusión en un monasterio, viajando en metro, mirando al cielo en una noche estrellada..."
ResponderEliminarTienes razón, Mila. La libertad interior, que a veces es la única posible, siempre depende de nuestra mente, de nuestra alma...ese es el sentido de la frase final de lo escrito...esa especie de confesión sobre el "tempus fugit" y el viaje inesperado, esperado, aleatorio y constante. Gracias por tu precioso comentario.
Port
Nos conocíamos hace muchos años pero yo hasta dudaba de que te acordases de mí. Ahora ha sido un gustazo reencontrarte y profundizar en la amistad.
ResponderEliminarEspero que vengas renovado y con las pilas cargadas para seguir conversando, debatiendo, escribiendo y viviendo esta historia apasionante que es la vida.
Un beso grande
Gracias, Laura, por acercarte, por primera vez, a mi blos y hacer acto de presencia con tu comentario, gran comentario, como corresponde a la escritora que eres. Parece que, desde aquellos lejanos tiempos ya de la AEAE, que compartimos, ha pasado una eternidad. Tampoco hace tanto. Y me encanta que participes, de alguna manera, en esta nueva forma de escribir y ser que es la red. Algo que, muchas veces parece un oceáno en el que nos perdemos, pero que tiene sus rutas de navegación, algunas espléndidas. Es cuestión de conocerlas. Y elegirlas. Un abrazo, Laura.
ResponderEliminarLas buenas amistades, y para mi las mejores son las que comparten esta parte de la vida que es el pensamiento y la literatura nunca se olvidan. Cierto es que ahora conozco más tu obra, y eso es conocerte más a tí. Vale, Ana, ahi estamos. En ese camino de espinas y rosas que es la escritura. Pero que nos permite no olvidar la crónica. Ni el pasado. Ni el presente. Un abrazo.
ResponderEliminarLa libertad interior es la única fuerza capaz de hacernos felices.
ResponderEliminarLa vida es una dura prueba de aprendizaje continuo y también renunciamiento, que nos limita de nuestras esperanzas, de nuestras fuerzas y, por consiguiente, de nuestra independencia.
Jamás nos encontraremos fuera de lo que somos, debemos buscarnos en nosotros mismos porque es en nuestro interior donde nos hallaremos y también a la auténtica verdad que nos mueve.
Con todo mi afecto y esperanza deseo que encuentres esa paz interior que aniquile cualquier lucha que te inquiete.
Cris.
Emilio, yo sólo te deseo que en este viaje encuentres lo que buscas y que cuando retornes yo pueda seguir formando parte de ello como hasta ahora.
ResponderEliminarUn abrazo
"Jamás nos encontraremos fuera de lo que somos..." Esta frase tuya, todo el comentario, es un gran pensamiento. Si tan sólo fuéramos capaces de profundizar en nosotros y en los otros, y no les pidiéramos más que lo que son, ni nos pidiéramos más de lo que somos, de lo que podemos ser, la vida sería mejor para todos. En realidad todos buscamos la paz, la armonía, la parcela de felicidad que parece que se nos promete al nacer. Pero la sociedad nos encajona pronto en sus pretensiones, nos pone normas y tareas, nos empuja a la lucha por la existencia. Cada uno venimos con unos talentos y una biología, con una estructura personal, con apoyos y con carencias. Hacer del transcurso un camino de bien no siempre se consigue. Al final todo es un problema de conjugar la libertad con la generosidad, la posibilidad con la oportunidad. Siempre he creído que el ser humano ha tenido que luchar con la oscuridad, vencer a los elementos, la adversidad, luchar, individual y colectivamente, por el derecho a permanecer. Un derecho que nos tenemos que ganar con dolor y con tristeza unas veces y con alegría otras. Sí, estamos sólos, aunque, de vez en cuando, nos unamos para celebrar la ceremonía de alguna victoria personal, de los amigos, del grupo, o para confortarnos en el camino. No hay que pedir más de lo que todos podemos dar. Y hay que valorar los momentos que, como dice William Wordsworth en su más conocido poema, nos traen el recuerdo de las flores, el esplendor en la yerba. Alguna vez hay que buscar nuestro interior en la soledad, porque si sabemos afrontarla, habremos aprendido a estar con los otros. Quizás ese monasterio interior que busco me ayude a compartir mejor el tiempo y la vida. Quizás ese viaje a la soledad sea un viaje de vuelta para ser mejor. Gracias por tus palabras, tus bonitas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo y todo mi afecto.
En realidad estamos yéndonos y regresando continuamente, Alicia...porque esto es un viaje permanente. Por dentro o por fuera el alma nunca está quieta...porque está en ese cuerpo con el que se traslada y le da existencia...Pero hay que tratar de que encuentre la paz, tanto en el reposo, como en el movimiento. Gracias por tu comentario, un abrazo y mi afecto tambien.
ResponderEliminarNo deja de resultar chocante el que, al ver este escrito tuyo sobre el viaje interior y exterior, me encontrara leyendo un artículo de una revista de Yoga en el que se habla de la soledad. Aparecen párrafos como éste:
ResponderEliminar" La soledad, como el miedo, es una emoción-camino, tienes que pasar a través de ella si quieres penetrar en tu mundo interior. En realidad la soledad es la sombra de estar solo, ese estado mágico y transformador que poetas, místicos y yoguis celebran como el gran laboratorio de la propia conciencia y crecimiento espiritual. La soledad te ofrece la base que necesitas para conectarte con lo que realmente es esencial en tí. La soledad te enseña cómo estar contigo mismo, y sin ella, nunca aprenderás verdaderamente a quedarte solo en casa con quien eres. " Estáte solo...y encontra el alma", escribió Walt Whitman.
La soledad tiene más de un sabor y muchas capas. Algunas de ellas son puramente personales. Otras forman parte de la condición humana...."
También me viene a la memoria al leer estas confesiones tuyas, un autor americano: Thomas Merton, que durante un tiempo se retiró a un monasterio trapense y escribió luego el libro: "La montaña de los 7 círculos" para explicar esa experiencia de soledad.
Y me llama la atención la coincidencia de que Samos sea una isla griega. En las islas te aislas de algún modo. La soledad me parece muy comunicativa, descubridora de hallazgos, de conexiones internas, de inexplicables coincidencias...
En soledad, según los yoguis, descubres a tu "guia interno", escuchas unas voces que supuestamente dirigen tus pasos, adquieres una gran claridad mental y accedes a la sabiduría iluminadora que puede presentarse en forma de corazonadas...cosas así dice también esto que leo ahora en la revista Yoga Journal.
Se huye tal vez para encontrarse, para evolucionar...
Te deseo un buen viaje y un feliz encuentro antes del eterno retorno.
B.H.
Respeto que no quieras firmar con todo tu nombre, aunque seas real, totalmente existente, lo aseguro, pero me ha parecido tremendamente interesante para todos tu texto...y sería un pecado privarnos de él, aún respetando tu anonimato parcial. Gracias. Un saludo cordial.
ResponderEliminarPort
Querido Emilio: No me gusta poner comentarios, pero en fin
ResponderEliminartú lo mereces y Viaje Interior y Exterior es una prueba de la calidad del libro que preparas. Te felicito.
Lo que no comparto es que lo estés dando por trozos.
Aprovecho la ocasión para rogarte te pongas en contacto
con las siguientes personas:
Ana Aguirre
Aster Navas
Begoña Montes
Bihotzez
Jesús Arroyo
José Antonio Montilla
Las Solateras
Mari Ángeles
Marinovsky
Toñi
Ignoro quienes son, de algunas he recibido
cariñosos comentarios, pero no puedo contestar
si tuviera necesidad, ni incluirlas en el grupo
común de personas afines a Escritores en Red.
Te ruego les cuentes esto.
Lo del anonimato no creo que en este entorno esté
justificado y mi E-mail ya es conocido.
mortegaisla@hotmail.com
Un cordial saludo Miguel
De acuerdo, Miguel, paso a cumplir tu encargo y aclararte un poco el panorama en los nombres que citas.
ResponderEliminarAlgunos son nuevos socios, desde hace ya algunos meses, de Escritores en Red. Y han puesto comentarios en tu blog. Algún otro es miembro del foro literario La Nieve. Otros son simpatizantes o lectores. Y hay una confusión que tiene mucha gracia: Bihotzez no es un nombre, es una despedida en euskera que significa con cariño, con corazón, con afecto... y, dado que algunos de nuestros socios y lectores son de Euskadi, alguno/a se despide, a veces, así. Esto merece una sonrisa. Te especifico más: La Solateras es el apodo, para la red, de la escritora, buena escritora y compañera, Ana Montojo, que, como verás, está en el panel de la Blogsfera. Jesús Arroyo es un incansable y espléndido escritor y organizador cultural que también está en el panel, es socio nuestro. Ambos son amigos de Manuel, de Enrique, de Rosa...y ahora de todos nosotros. Toñi es amiga de Mari Carmen Azcona, es de Portugalete y trabaja con ella, y es también colaboradora habitual en nuestros blogs. Aster Navas es un magnífico autor de microrelatos y ensayista, fundador, junto con Alicia Uriarte, de La Nieve, y es también del País Vasco. Los demás son lectores y visitantes, unos más habituales y otros más esporádicos, de Escritores en Red. A nivel privado te enviaré los mails de los que tenga, aunque también dejo aquí tu dirección para que los que lo deseen o quieran - ya sabes que no todo el mundo quiere establecer correspondencia privada - se pongan, a nivel personal, directamente en contacto contigo. Ellos te han puesto algún mensaje en tu blog, pues es el modo habitual de participar.
Por lo demás, gracias por hacer una excepción y entrar en mi página, una vez más.
Un fuerte abrazo, Miguel. Ahí seguimos, entre la realidad y la ficción, tratando de sobre-vivir. Con más o menos palabras, con mayor o menor silencio.
Emilio, estimado amigo:
ResponderEliminarTe comprendo por haber experimentado, durante años, salvo los últimos, esa visita a la compleja soledad en meditación. Digo compleja pues los primeros momentos en la celda te preguntas ¿qué haces ahí?, Luego la paz empieza a llenar tu “¿espíritu”? y te sientes en un silencio tan ruidoso en tu interior, que comprendes que tú yo interior empieza a comunicarse contigo y no estás solo. Ese yo interior te regaña por no hacerle caso y no haber buscado la paz interior antes. Luego se relaja, tú te relajas y empieza ese encontrarse y conocerse de verdad.
Era mi costumbre pasar una semana en el monasterio de Silos todos los años. Visitar su excelsa biblioteca y disfrutar de la visita a sus estancias y labores de aquellos que habían escogido ese tipo de vida de ofrenda a su Dios: son extraordinarios orfebres que trabajan la plata y el oro en artes y métodos ya antiguos, pero con unos resultados dignos de museo; el licor de manzana es algo que nunca dejaba de saborear, ese “Benedictine” nunca copiado como el que sale de sus manos, así como los libros manuscritos que siguen realizando, tal y como lo hacían sus anteriores y antiguos maestros.
Que decir de los cantos gregorianos en víspera o maitines, es algo sobrecogedor que hace que ese alma, del que algunos dudamos por nuestro afín a la ciencia, salga a flote llenándote hasta los huesos.
Nada más que decir, que el deseo de que seas ese ermitaño que entra sin saber y sale con el conocimiento de saber por qué no sabe, pues ese es el comienzo de la sabiduría.
Jonás Villarrubia
Dice un buen amigo escritor que el cree en Dios, aunque está seguro que no existe...y yo voy a estirar la frase un poco más: Encontrar a Dios, aunque no exista o sea parte de nuestro deseo de conocer, de saber, de esperar, es una labor no de convencimiento, sino de interiorización. Encontrar también el alma, aunque sea parte del cuerpo, aunque sea el espacio invisible que se siente, pero no se ubica. El espacio interior se corresponde, debería hacerlo, con el exterior. Como ese proverbio del Tao de que lo que está arriba está abajo. Es decir, la dualidad en la complementación, la armonía en la dialéctica.
ResponderEliminarTu comentario, Jonás, me hace pensar en caminos de espiritualidad, sin darle a esta palabra más que el valor de encontrar distancia dentro de nosotros, para, en la serenidad, poder habitar en paz la Tierra y conseguir que los corazones sobrevivan a la batalla continua de la incomprensión y de los desencuentros. Incluso que sobrevivan a las circunstancias y a la dureza de la existencia.
La fuerza mental y el amor hay que alimentarlos en el perdón a los otros y a nosotros mismos. Es la confluencia entre la claridad del anhelo y el misterio, lo que vemos, lo que sentimos en un monasterio, en una catedral, en una pequeña ermita...La confluencia del cielo y la tierra, el paraíso prometido y escondido, la luz incipiente de la sabiduria. Y sólo existe sabiduría cuando experimentamos y aprendemos que el conocimiento no es dado, que hay que transitar por los caminos, a veces, extraños, díficiles, donde habita.
Gracias por tu comentario y ayudarme en la reflexión.
Port
TRANSCRIPCION DE TEXTO DE SANTIAGO, QUE DEJA EN MIS MANOS.
ResponderEliminarEstimado Emilio.
He leído tus dos textos: "La espera/Viaje interior y exterior".
"Me gustan; principalmente eso. Y luego que conforman una realidad nueva. Diría más, una vida nueva: "el yo ficcionado+los recuerdos+las vivencias+las reflexiones+el rastro de los otros+..."= "ese texto que se libera en la mente del lector y genera la sensación de la verdad absoluta, como si fueran las diapositivas de un día cualquiera dentro de mí mismo".
Sí, transmiten esa paz, esa hermosa serenidad de color que pintan las vidrieras góticas dentro de las catedrales, como si todo estuviera ahí para durar."
Un abrazo.
Adelante.
Santiago Solano
P.D.
Por supuesto que puedes utilizar estas palabras como quieras. Ya no son mías. Son tuyas.
Transcritas están. Port.
Sí, Santiago, las he puesto como comentario en mi blog, porque tienen un gran valor, no sólo literario, sino también, para mí ahora mismo, humano. Y, en esa línea, está el valor de la amistad, por encima de la Literatura, aunque para nosotros ésta esté tan entroncada en la vida.
ResponderEliminarAcabo de ver, casual y curiosamente, de nuevo en televisión "La Lista de Schindler", una de las historias más duras de la Historia del Cine, porque refleja algo terrible e incomprensible, y me ha golpeado tan fuerte que ahora sólo pienso en poder ayudar a vivir y a vivir-nos. Es cierto que las cosas se olvidan, que todos pretendemos ser mejores, más generosos, más humanos, sobre todo cuando algo nos golpea, cuando vemos el horror que ha sido la vida durante siglos - y lo sigue siendo - para muchos. Pero la vida diaria nos lleva a ponernos una armadura que cubre el alma para poder luchar por continuar. Aún así, si consiguiéramos que el corazón fuera más constante y todos aprendiéramos a ser más generosos y viéramos más allá de la superficie de las cosas, de los actos la vida sería mejor. Gracias por tus palabras y por tu amistad.
Emilio
Querido Emilio,
ResponderEliminarQué gran viaje, interior y exterior estás viviendo. La soledad es amiga, aunque a veces, puede ser un poco traicionera, es bueno saber cuidarla y tener localizado los pilotitos rojos antes de que salten.
una de mis citas favoritas es esta:
El momento más oscuro es el que precede al amanecer. Te invito a que esperes al Sol para comprabarlo allá en tu monasterio. Sería un relato hermosísimo, estoy segura.
Libérate de tareas y compromisos y encuentra los mensajes que necesitas en la naturaleza.
Saludos al Sol
NR
Hemos pasado por un largo y duro invierno (y viendo las inclemencias del tiempo parece que no nos quiere abandonar todavía) y a esto le debemos sumar los avatares de la vida cotidiana que son agotadores...No me extraña que no pudieras con la maleta llena de tareas y sueños diluidos.
ResponderEliminarLa verdad es que a todos, en determinados momentos de nuestra vida, nos viene bien buscar un lugar donde el silencio nos ayude a encontrar la serenidad de nuestra alma.
Tal vez esté equivocada, pero pienso que los actos sencillos son las cosas que, a veces, pueden cambiar nuestra vida... como este viaje interior y exterior dotado de un alto grado de conciencia.
Gracias por mostrar el retrato de tus pensamientos a través de este mundo de realidad y de ficción que es la literatura.
Un saludo.
Estimado MIGUEL:
Gracias por mostrar su interés...Estaría encantada de seguir en contacto con usted a través de los blgs, que, como bien dice Emilio, es el modo habitual de comunicarnos.
Saludos cargados de admiracíón.
Toñi
Hola NR, siglas amigas, bien que me vale tu deseo. Los mensajes que necesitamos están alrededor de nosotros siempre. Sólo tenemos que respirar y escuchar, la vida, cuando no hay guerras o hecatombes por medio, habla siempre desde la paz. La dialéctica inherente a todo proceso evolutivo hace que cada momento positivo tenga su contrario y de la oposición salga de las realidades anteriores salga la nueva realidad. La mayor capacidad del ser humano está en llegar a controlar los procesos de la mente para que el individuo no se convierta en una veleta según sopla el aire. Lo malo es que el aire, a veces, se convierte en vendaval y entonces hay que encontrar refugio.
ResponderEliminarGracias por tu "coment" y espero que los "golpes" no vayan en aumento y te pongas tú también un escudo protector de tus procesos con serenidad y alegría. Un abrazo.
"Tal vez esté equivocada, pero pienso que los actos sencillos son las cosas que, a veces, pueden cambiar nuestra vida...como este viaje interior y exterior dotado de un alto grado de conciencia"
ResponderEliminarNo, no estás equivocada, Toñi. Parar, respirar, y mirar, que no huir. Simplemente detenerse a analizar donde estamos y donde vamos. Quienes somos, quienes son los otros, donde podemos ir juntos y donde tenemos que ir sólos. Lo cierto es que no siempre la presencia fisica es compañía, ni tampoco la ausencia de presencia es soledad. Creo que tenemos algunos conceptos heredados de las rutinas sociales que también hay que revisar. Por ejemplo, vosotros/as, mis amigos de Euskadi, estaís a bastante distancia, no nos vemos "fisicamente" nunca, y, sin embargo, tenemos la conciencia de que parte del camino es común. La palabra escrita, dependiedno de como se emita y como se reciba, puede ser un puente maravilloso...aunque también puede ser cuna de conflictos. Eso es lo que quería decir en la apostilla de mi entrada del otro blog sobre la famosa frase "dueño de los silecios"...que también, con tranquilidad y atención, debemos ser dueños de las palabras.
Gracias por tus comentarios. Siempre añaden algo importante, que reconforta y mejora lo escrito.
Recibo este correo con permiso de inserción a mi albedrío, en el blog, por parte del poeta Hilario Martinez Nebreda. Y lo pongo.
ResponderEliminarAllá que te vaya bien, amigo Emilio. Que si fueran ciertas las leyendas de pasadizos
y túneles conventuales, pudiera que tuvieras que cantar no ya en gregoriano, sino acompañar la canción de Diego Sánchez de Badajoz: "No me las enseñes más que me matarás. Estábase la monja en el monasterio, sus teticas blancas de so el velo negro. Más, que me matarás"
.....................................
De adolescente, dices, de correrías por el Monasterio de Samos. Vamos, que como no había
botellón, sino el Quijote, quisiste acercarte a las tierras del Conde de Lemos, buen amigo de
nuestros clásicos. Y ahora, allá que me voy. Y todo "para ordenar". Más que el empujón de la
voz misteriosa, nada angelical, me parece una quejumbre horaciana en boca de Lope:
"De mis soledades vengo/ a mis soledades voy". Pues ¿qué quieres allí ordenar, si dejas aquí
el ordenador?. - "Querida Ofelia, métete a monja"...sin duda, la recomendación de Hamlet era el mejor camino.
Sí, allí hallarás paz y soledad. El inolvidable trapense Thomas Merton decía: "La soledad y el silencio son los lujos supremos de la vida". Y ¡cómo no!... en ese magnífico escenario natural de Samos, donde
los pájaros escenifican las maravillas de la creación, donde las vacas mugen y el campesino blasfema, como si fuera plegaria, al son de la salmodia de los pocos monjes que aún permanecen. Por supuesto que son campos de paz,
pero no para ser contemplados, sino vividos.
No seré yo quien desaliente, al contrario, el reencuentro con aquella experiencia adolescente. Entiendo que no te dará el sueño americano, a Peter Pan, ni siquiera a Margarita, en este "frenesí que nos impulsa
a lo lejos", como diría Goethe. Pero seguro que hallarás confirmación de la opinión de Tello Téllez, el filósofo de Amado Nervo:" Dios es del tamaño de quien lo busca".
Y, estimado amigo, no sé como podría disculparte la ligera asociación del canto gregoriano con mi admirado Gregorio Samsa, a no ser por aquello de que dicen que el canto gregoriano pudiera tener vestigios o raices
en el viejo canto de las sinagogas. Y, al fin y al cabo, Gegorio Samsa no deja de ser un imaginario de nuestro amigo judio Kafka. Porque no quisiera pensar que asocias el crujido de la cucaracha con los "quilismas" del canto excelso, que tomó carta de naturaleza en la liturgia romana, en la gran reforma del Papa Gregorio, llamado el Magno.
"Samos"...Casi te llamo majadero, porque me has hecho saltar unas lágrimas...Si preguntas allí por Miguel, el humilde hermano lego que se fué de carpintero a la Ciudad de los Muchachos de Orense y de camionero del
Circo, seguramente hablarán de sus virtudes, sobre todo, de su autenticidad. Hace un año, perdí este gran amigo después de una penosa enfermedad que lo dejó paralítico, progresivamente, en una silla de ruedas. Dios le haya dado ver el resplandor de su gloria y la alegría de los hombres libres.
Claro que "las celdas" son habitáculos de libertad...y de dulzura, como lo son las celdillas del panal de las abejas.
La palabra latina cella, devino a significar celda, como sabes. Pero creo que antes de significar las habitaciones de
los presos lo fué de las humildes mansiones de los monjes. Y la vida del monje es por antonomasia camino de libertad.
Pues que en ellas encuentres lo que buscas, que de seguro no será la monja del cancionero. Un abrazo.
Hilario.
Estimado amigo Hilario:
ResponderEliminarPienso acercarme al monasterio pero no de absoluto inmediato, que tengo aún dos o tres tareas por hacer, sino en unos días, quizás el próximo fin de semana. En cualquier caso el viaje interior ya lo inicio ahora, dado que el final de curso se avecina. Samos y el Camino de Santiago tienen, evidentemente, mucho más magia que las cucarachas y los bichos de Kafka. Era sólo una referencia literaria que espero que el Papa Gregorio no me haya tenido en cuenta...sólo era un guiño personal al autor que vivió trabajando tanto tiempo en el Castillo de Praga, que conozco bién, y que algo de monasterio y de misterio tuvo.
Me ha encantado tu culto y extenso comentario, querido amigo. Ya veo que tenemos, además de la devoción por Wagner, otra cosa en común: la devoción por el canto gregoriano.
Recibo unas líneas más de H.M.N.
ResponderEliminarBuenas noches, Emilio. Como buen amante del cine recordarás lo que se cuenta de los
hermanos Lumière, allá por el año 1895, cuando dieron nacimiento al nuevo arte. Se dice,
y está impreso, que en París sólo asistieron dos reporteros de los muchos periódicos
que había en la ciudad. En "La Poste" quedó recogido por escrito: "Con este nuevo invento la muerte dejará de ser total y absoluta...".
Agarrado a la cordada de tu subida a las cumbres del Parnaso, no es que pretenda en este medio de Internet guardar eterna memoria de cosas tan sencillas como son los escritos que sustituyen, de hecho, al secular género epistolar, medio transcendente de comunicación hasta los tiempos que nos corren. Y, menos, en banal optimismo sensacionalista, que me vaya a redimir de la muerte una deslumbrante mampara virtual. Pero a tu voluntad sigo dejando mis palabras aunque no merezca tal el honor de que sean ampliamente difundidas. Un abrazo.
Hilario Martinez Nebreda
Por supuesto que mereces más que un alojamiento en mi página, pues tu escritura es pura literatura. Me alegra que aparezcas y te asomes a esta almena, que cuadra más con los tiempos que rememoras. Bueno, sobre algunas actividades monacales de esa época, corramos un tupido velo. No había tantas distracciones, cierto es, ni tantas posibilidades de ocio. Habrá que disculpar algunos gozosos pecados de los que queda constancia...en canciones y textos.
ResponderEliminarAh, los conventos, no sólo los monasterios...cuánto amor y cuántos sueños enclaustrados...y cuánta protección de los peligros mundanos, los reales: hambres, enfermedades, guerras...
Un abrazo, Hilario.
Buen viaje, Emilio. Tiene, por lo que veo, mucho de regreso, con lo que todo ello significa.
ResponderEliminarNo olvides -excelente texto- incluir en el equipaje una gabardina.
Cuídate. Un abrazo.
Todo viaje lleva la ida y el regreso implicitos, Aster. Ojalá pudiéramos mantener un sentido de marcha permanente, circular, que nos permitiera que origen y meta se confundieran en la armonìa de los deseos y realizaciones. Un abrazo.
ResponderEliminarEspero y deseo que tu retiro tenga fecha de vuelta. Se echarán de menos tus opiniones y comentarios. He quedado impresionado con la capacidad de inspiración que un coral puede llegar a producir. Voy por la segunda lectura de tu libro, Corales, y cada vez estoy más imbuido en la profundidad del texto (nunca mejor dicho).
ResponderEliminarTe envío, en archivo adjunto, un poema escrito hace ya tiempo que explora la naturaleza, en este caso, una arizónica después de ser podada. Con la paciencia y la constancia suficientes cualquier cosa, por mínima que sea, si la sabemos mirar, esconde un universo deslumbrante.
luis miguel rodrigo
Bueno, de momento, luismi, no puedo abandonar a mi otro yo, el teclado, y estoy "iniciando" el viaje. Ya sabes lo que le he dicho a Aster en el anterior comentario: todo es "circular". Pero no quiero dejar pasar algo más importante que las palabras que dices sobre Corales, que te agradezco profundamente - como tú dices, nunca mejor dicho al hablar de profundidad - por eso voy, en mi comentario de respuesta, a hablar de tu poesía. Y lo voy a hacer con el comentario que me merece tu escritura y el poema que me has enviado, que quiero recoger aquí para que todos los amigos y lectores se den cuenta de que magnífico poeta hablo.
ResponderEliminarLA PODA
Una lágrima de resina
ahorcada del tajo en una rama.
Degolló la tijera su camino.
Incapaz de volver
ámbar ahora.
De este corte es siempre
la tristeza.
ABSOLUTAMENTE ESPLENDIDO, LUISMI. Mucho más que un poema sobre la Naturaleza, es un poema sobre la vida entera. Me gusta tu poesía porque siempre hay pensamiento detrás, no es un acto gratuito, como el de tantos. Por eso me gusta también - otro es su estilo - la Poesía de Enrique...y, modestamente, en alguna ocasión, la mía ( perdón por este pequeño autoreconocimeinto, sabéis que no suelo hacerlo)...
Personalmente no quiero poner ni una línea que no esté entroncada en la existencia, en el pensamiento, en el ser.Filosofía y Poesía, Psicología - tu otro oficio - y Literatura...Es la UNIDAD lo que da valor a las palabras, lo que las une y concatena con nuestro interior y lo que hace que el exterior no sea un mero paisaje.
ENHORABUENA POR EL POEMA. ES DE LO MEJOR QUE HE LEIDO. Creo que conservaremos una buena amistad...porque ha nacido en la escritura...y la escritura que intentamos es camino, exploración, conocimiento.
Un fuerte abrazo.
Emilio
He encontrado un poema de otro Emilio, José Emilio Pacheco ( Premio Cervantes
ResponderEliminar2010 ), que habla de otro viaje...o del mismo viaje : La vida.
TITÁNIC
Nuestro barco ha encallado tantas veces
que no tenemos miedo de ir hasta el fondo.
Nos deja indiferentes la palabra catástrofe.
Reímos de quién presagia males mayores.
Navegantes fantasmas, continuamos
hacia el puerto espectral que retrocede.
El punto de partida ya se esfumó.
Sabemos hace mucho que no hay retorno posible.
Y si anclamos en medio de la nada
seremos devorados por los sargazos.
El único destino es seguir navegando
en paz y en calma hacia el siguiente naufragio.
( José Emilio Pacheco)
Silencio, recogimiento y el cariño de los amigos, buena manera de iniciar un viaje.
Te deseo un buena búsqueda, que es lo mejor del camino, y mejor retorno...en paz, en calma.
Bihotzez.
Antes de decirte que los retiros son necesarios para el alma, que los viajes interiores son los más interesantes, etc, etc, me sale gritarte ¡NO TE VAYAS! Pero no soy tan niña como para eso... no, por eso te diré que te envidio y te comprendo y que saques jugo del silencio y la soledad en esa celda donde vas a ser tan libre.
ResponderEliminarSe me olvidaba, Corales me está gustando mucho. Hoy he empezado y me está llevando a un mundo que desconocía, y a la vez no tanto. Te diré más amigo poeta de las profundidades.
Te voy a echar de menos
M
Bien, como hay dos "coments" seguido contesto primero al que está más cerca...Bueno, María, ahora no quieres que me vaya, je, je...supongo que te refieres a que no deje de estar aquí, en la Blogsfera...Bueno pues, entre vuestros comentarios y dos cosas que tengo que resolver miércoles y jueves, al final...no he visto un viaje exterior más proyectado y menos iniciado...bueno, el viaje interior va viento en popa. Afortunadamente estoy dejando que mi intento de vida monacal se lleve a cabo, incluso en estos días previos en Madrid. Sí, es muy atrayente el no ceder a las "tentaciones urbanas, a la ciudad" y refugiarte en el silencio...sólo doblado, pero no roto, por las palabras escritas...pues la verdad es que el ordenador no hace ruido. No, aún en el caso de que me vaya unos días, el silencio será relativo, porque me encanta el diálogo escrito. Es más reflexivo, permite que el impulso se atempere, deja, claro, si estás acostumbrado a escribir, que se transmitan mejor las cosas, con más sosiego. Bueno, si estás leyendo Corales - qué rapidez, si te lo dí hace ná - verás que el sosiego y el silencio es algo que busco incluso en el tema del libro. "Vuestra voz sumergida. Millones de gargantas diminutas que nunca dicen nada..." (Corales, pag. 34)..."Y todo lo que dicen se contiene bajo la superficie, bajo el mar..." (página 43)..."Corales mudos llenos de esperanza" (pag.39)... sí, sin duda en este libro hago una apelación a las pocas palabras, pero exactas, al silencio interior. Me alegra que te guste y lo que dices de apertura de horizontes. Un abrazo.
ResponderEliminarPort
Tu inmersión y de paso extensión a todos nosotros del poema del mexicano Jose Emilio Pacheco ( qué gran poeta...) es una bonita sorpresa, Mari Carmen, porque no puede ser más oportuno para la reflexión general.!Qué esplendido pensamiento, que magnificos versos!
ResponderEliminar"Nuestro barco ha encallado tantas veces
que no tenemos miedo de ir hasta el fondo.
Nos deja indiferentes la palabra catástrofe"
dice mirando la vida, nuestra vida, el camino de todos y cada uno de nosotros. Me recuerda esa frase, ahora no se de quien, que señala que "lo importante no es no caer, sino levantarse siempre". Es un poema para enmarcar.
Después del fantástico poema de luismi ( él firma siempre todo con minúsculas ) esta aportación completa el cuadro. Seguimos con Poesía y pensamiento. Cómo me alegra...es mi debilidad en el sentido de nuestra fortaleza.
Lo que me parece definitivo y toda una declaración de principios es el final del poema:
"El único destino es seguir navegando
en paz y en calma hacia el siguiente naufragio",
Antes esto lo único que hay que decir es, puesto que la vida no puede evitar los problemas y los golpes, hay que buscar la felicidad en los momentos que nos la da y asumir la realidad. Yo la asumo irrealmente, y parece que es un modo de escapar, pero ¿qué es la Literatura sino un camino de reflexión y escape?. Sí, algo más: un camino también de encuentro.
Todos añoramos, de vez en cuando, esa libertad de encerrarse en una celda, apartada y silenciosa, donde reordenar nuestro mundo y escuchar nuestra propia voz. Disfruta de tu viaje exterior e interior que, eso es claro, te enriquecerá y te dará fuerzas para continuar con tus otros viajes.
ResponderEliminarBesos
Qué casualidad que entres hoy en mi blog, Nanny Ogg...porque, curiosamente, este fin de semana ví una película sobre la vida de Beatrix Potter, a la que supongo conoces, una de las autoras e ilustradoras de cuentos para niños más conocidas de todos los tiempos. Sus preciosos dibujos, sus ilustraciones, y sus textos, han pasado a la Historia y fue, en su tiempo, principios del siglo XX, una avanzada en una sociedad donde predominaban los escritores hombres. Me recuerda Beatrix a otra insigne escritora británica, Virginia Wolf. Ambas lucharon por la independencia de las escritoras y ambas han pasado a la Historia por su vida y su obra. La película es una delicia, por cierto, y me recordó tu blog, un blog encantado, donde los textos se abrochan con esas increibles viñetas y gráfismos y forman un todo único. No me extraña que te hayan dado tanto premios en la red. Gracias por tu visita. Besos escritora, supongo que sigues por Valladolid, esa ciudad tan pequeña y grande a la vez, de tanta tradición cultural.
ResponderEliminarEs tan cierto lo que escribes, Emilio.
ResponderEliminarCuando se visita un monasterio algo cambia. Algo se escucha. Algo sucede. No sé a quién pueda dejar indiferente. Puede causar sorpresa. Cierta emoción. Dejar sin habla... Pero, sobre todo, evidencia un firmamento. El silencio: otro lenguaje. Piedras vetustas: otra dimensión. El horizonte de la reflexión.
Hace unos años, visité el monasterio San Macarius, en Egipto. Entonces, yo también escuché una voz. No. Muchas voces. Venían de quienes han buscado cierta contemplación: Paz. Armonía. Eran tantas, con tanto contenido, que empecé a escribir una novela con locura...un escrito que algún día terminaré...cuando regrese a un monasterio, seguramente, tome manto de ermitaña, me aparte de lo cotidiano, de sus encantos-desencantos. Cuando necesite reanimar la experiencia. Beber de su palabra. Su universo. Ese, en donde el espíritu habla al espíritu. La soledad a la infinitud. Y reina el pensamiento.
Cuéntanos más sobre Samos. Hace tanto bien el eco de aquellas celdas. De su espacio. De esa libertad: La escritura.
Rocío Durán-Barba
Bienvenida a mi blog, Rocío. Me alegra mucho que una escritora internacionalmente conocida, probablemente una de las mejores escritoras ( según el conocido crítico literario francés, Claude Buffon, la mejor nacida en el país hermano de Ecuador, aunque ahora vivas entre Paris y Ginebra) escriba en mi blog. Desde nuestro encuentro en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles en tu recital en Madrid he tenido ocasión de conocer tu narrativa y tu poesía, que me parece excelente.
ResponderEliminarY veo que ambos pensamos que la soledad y la paz es necesaria, de vez en cuando, para el espíritu del escritor. Retrasé unos días por necesidades de mi guión de trabajo y presentaciones, las últimas estos dias, mañana y pasado, mi escape a la meditación exterior. Pero espero marcharme este fin de semana. Lo de tu visita al monasterio de San Macarius en Egipto - vemos que hay monasterios y abadias en todas las latitudes y países, no sólo en España, Francia, Alemania, Inglaterra, Grecia...y por supuesto en todo Asia, aunque de diferentes confesiones - me parece una gran experiencia. Si te puedo decir que, aunque hay otros lugares que me han impresionado, como el mismo Monasterio de Piedra, paraje, si no estuviera tan frecuentado por el turismo, espléndido, o el mismo Silos, o Mapfra y Batalha en Portugal, la verdad es que, en España, es Samos el lugar que más energía - una extraña y especial energía - me ha transmitido. Hay muchas leyendas alrededor de este monasterio, lo que no es extraño por estar en un enclave de Galicia, en donde tanto abundan este tipo de historias, pero ya contaré a la vuelta.
Un abrazo.
Emilio, espero tu vuelta deseosa de leer tu viaje o lo que quieras contarnos a la vuelta.
ResponderEliminarNo sé si nos cruzaremos y cuando vuelvas ya no esté, pero aún así, BUEN VIAJE!! Descansa y disfruta! y sobre todo vuelve!
Un beso enormeee
En ello estoy, Pilar, un pequeño camino de reflexión y aislamiento unos días, incluso sin ordenador "propio". Muchas gracias por tus deseos...
ResponderEliminarPort
¡Me gusta mucho señor naranja! Qué maravilla cuando las palabras están ordenadas de tal manera que los paisajes de letras se vuelven paraisos verdes, frondosos, llenos de aguas, soles y gamusinos.
ResponderEliminarBesos de clorofila.
Los paisajes de las letras pueden describir o inferir realidades o irrealidades bellas o menos bellas, incluso grises, oscuras, siempre que digan algo al que los visita, al que los mira. La literatura como un mero adorno existencial no me interesa, como se puede deducir leyendo cualquiera de mis libros o las entradas de mi blog.
ResponderEliminarGracias por el comentario, señorita misteriosa, políglota y multicultural.
Port
"Es un pozo sediento, en el hombre, su alma,
ResponderEliminarle echa dios y no colma,
le echa amor y no sacia.
Inútil sumergir el cubo de la razón
de tanto vacío
lo hará rebosar."
Este breve poema fue de los que más me satisficieron de los escritos en el verano de 2008 al hacer el Camino de Santiago. En Samos, por supuesto. La etapa más bella de mi camino, desviándome del principal y caminando solo por el bosque, y la estadía más gozosa, en el margen del río. Aquella jornada, lo fue de paz. De los días más privilegiados que he tenido nunca.
Así que también nos une Samos, Jesús...nos unen varias ideas de la vida. De los pasos dados y que nos esperan, si nos esperan. Del camino.
ResponderEliminarTu poema es una absoluta maravilla. Conceptual y emocionalmente impresionante. Gracias profundas por añadirlo a mi blog. Por compartirlo. Empiezo a sospechar que eres, además de un magnífico escritor, un gran tipo. Un fuerte abrazo.
Emilio