“Al final vio cómo el dinero se convertía en agua de mar. Agua de mar que se escurría por un sumidero, empapando la arena imaginaria de una playa infernal. Y cada vez que la tierra se tragaba el agua, un humo gélido se desprendía del agujero por el que desaparecían todos sus sueños. Lo peor de todo es que no era un sueño. Se encontraba en una cámara oscura de enormes dimensiones en la que un tribunal de feriantes macabros y manipuladores se entretenían en hacer juegos de magia. Sus risas contrastaban con los sonidos que se escapaban de las celdas que, sin duda, se encontraban debajo. Allí mismo se podían escuchar diferentes lamentos y peticiones. Desde voces de adolescentes, a ancianos buscando a Dios el sordo. De vez en cuando, flashes de una película de lava ahogando a un cervatillo,o los ojos fijos en una muralla de cristal de una muchacha conservada en polvo blanco de estrellas, sobrevolaban la estancia. “Sigue...sigue, es cuestión de suerte - parecían decir los alguaciles - nosotros también fuimos como tú y ahora disfrutamos de una relativa buena posición. Se trata de saber engañar, de olvidar la conciencia como un residuo molesto y, sobre todo, de convencerse de que la lucha contra el Poder es una guerra perdida.”
Salió del banco con la sensación de que era un imbécil. Preocuparse de la imagen que podía dar al apoderado por no pagar la cuota del préstamo era un chiste. “Se trata de saber de qué lado de la raya estamos” le había dicho el director ante su primer incumplimiento. “Y usted y yo estamos de este lado de la raya, ¿verdad?”. Pensó en el lado de los muertos, el de los afectados por el huracán Mitch, o el de las víctimas del terremoto de Haití. Pensó en los miles de cuerpos retorcidos bajo el napalm y las bombas arrojadas por los aviones de los mercenarios de los gobiernos de Oriente y Occidente y empezó a vislumbrar que el lado del directivo bancario y el suyo no eran coincidentes. Una sonrisa idiota le permitió llegar hasta la puerta a duras penas y ni siquiera alcanzó a responderle. Salió corriendo pretextando un súbito dolor en un costado antes de que le dijera: “Cuídese y...espero que, en unos días, resuelva la situación”.
Pero la arena seguía tragando el agua lenta y sumisamente y quedaba un húmedo reflejo sobre la superficie, que era como la huella de lo que no poseía. Miraba al cielo y se decía: “Es azul. Es azul y está ahí, seguro que más cerca de lo que parece. Y esas extrañas nubes...” Sabía que el enorme habitáculo en el que había creído encontrarse no era real, sino una superposición que pretendía destruir su esperanza. Pero la inteligencia aplastaba los escasos intentos de futuro que alimentaban su resistencia.
Mientras, un enorme pájaro descendía del cielo a gran velocidad, como un mensajero, para llevarle, definitivamente, al círculo de la nada. Buscaba el llamado amor y sólo veía impotencia, buscaba la llamada amistad y una estentórea risa golpeaba sus tímpanos. Y, mientras tanto, el pájaro se acercaba amenazante, con sus afiladas y enormes garras, para cogerle de las solapas y llevarle al reino de nunca jamás.
Ya no le quedaban palabras para defenderse. Su escudo de pensamientos no le protegía más. Era como una masa de gelatina que se fundía con su antebrazo y le convertía en un inválido. Se acordó de Don Quijote y de todos los caballeros de buena voluntad y vio cómo los cuerdos ganaban siempre la batalla a los locos, y cómo la maldad no conocía ni compasión, ni límite continuado de incidencia.
Quiso agarrarse a las nubes, sabía que, aunque de algodón, eran su único asidero, el único lugar donde esconderse. Se acordó de la huida del capitán Jason en Master and Comander y de cómo la niebla le ayudó a escapar de la Fragata Negra cuando su navío estaba ya rendido y desarbolado. Se acordó del valeroso grumete que, con el brazo arrancado por la pólvora, aún confiaba en su capitán. Pero, ¿ por qué iba a ser él como Jason, por mucho que le incitara a ello el último libro de autoayuda que recordaba haber leído?. ¿Debía identificarse con Jason o con el esperanzado grumete?. De pronto se dio cuenta de que no le quedaba tiempo para el análisis. El pájaro clavó sus manos en su espalda y se elevó con él hacía el horizonte antes de que pudiera entrar en las nubes. El mar de la duda y la incertidumbre seguía a sus pies, calando un infinito agujero en la tierra y él, inerte y vencido, volaba hacia lo desconocido.
¿Era la muerte el destino del pájaro?. Nunca lo supo. Porque al llegar a la altura de su pasado le dejó caer en el aire. Y mientras caía, lenta, muy lentamente, las lágrimas llenas de preguntas sin contestar inundaron la visión de sus ojos a la vez que su mente se nublaba y buscaba, entre los resquicios del aire, una brizna perdida de esperanza.”
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He decidido pasar de las distancias cortas...a una muestra de mi narrativa larga. Este es el primer capítulo de mi novela inédita La Espera ( ese es su título provisional ) que ya estaba prácticamente escrita, aunque ahora tengo en mente "mezclarla", fusionarla, con otro libro, Diario Sublunar, una especie de diario de reflexiones y comentarios que también está muy avanzado, ya va por las 300 páginas, y del que en el blog (la otra parte del blog) ya he publicado alguna cosa. Pero como la vida - y la Literatura reflejo de ella - es dinámica, me he parado un momento y he pensado mezclar, no sólo esos libros y la tercera persona con la que comienza esta narración con otras terceras y primeras personas que son trasuntos del autor y de otros personajes existentes e inexistentes que deambulan en otros archivos y lugares. He juntado todos esos inéditos y me he dado cuenta de que tengo mas de 500 páginas publicables...y eso es un poco largo para lo que acostumbro. Así que voy a empezar a sacar a la luz, poco a poco, capitulos sueltos. Así el hilo se desenredará sólo...y la propia escritura determinará lo que decide que aparezca. La escritura, no yo. Y primero, en la Red.
ResponderEliminarPor cierto, el personaje central del primer capítulo no tiene nombre. Qué pena.
Una novela que promete y que pienso seguir como aquellas por entregas de antaño.
ResponderEliminarPienso que no hay una sola raya de separación entre la miseria y la opulencia; hay muchas rayas intermedias y cualquiera que no esté en la última es un privilegiado.
Un beso
Sí, esas rayas intermedias son el campo de batalla de la mayoría de la Humanidad...Las rayas intermedias de la lucha por la vida, cada uno con sus caraterísticas, y cada uno en su entorno. No eso sólo la supervivencia material...es tambien la supervivencia psicologica...aunque bien sabemos que no puede haber vuelo sin alas, que no puede haber travesía sin embarcación. Este personaje, sin nombre, del comienzo de "La espera" puede ser cualquiera de nosotros, sujetos cotidianamente por las condiciones materiales de subsistencia y mantenidos en el viaje por la esperanza de los sueños.
ResponderEliminarDe vez en cuando un gran pájaro nos amenaza en dejarnos caer en la sima del presente y no atiende nuestras peticiones de futuro. Pero como el tiempo es circular y la memoria un refugio, su error al dejarnos caer en el pasado en menos cruel que llevarnos a la nada.
Tu comentario me lleva a esta reflexión, que amplía un poco el trasvase que hay en este capítulo de entrada entre lo real y lo onírico. Gracias por estar ahí.
Interesante mezcla de realidad, mundo onírico, Literatura, cine...y pensamiento. Como en la vida todo se mezcla, todo es fusión. Desde luego tus lecturas no dejan indiferentes.
ResponderEliminarLo primero que me llamó la atención, como a Ana, es la raya que separa...¿Qué es lo que separa? ¿Vivimos una misma realidad de distinta manera? ¿Vivimos distintas realidades?
Desde luego hay distintas percepciones, distintos códigos éticos y morales a la hora de afrontar la realidad. Todo lo que nos rodea altera la percepción. No es lo mismo ser victima que verdugo, no es lo mismo vivir en la sociedad del bienestar que estar excluida de ella...como suele decirse, “todo depende del cristal con el que se mire” o con el que te toque mirar.
La mezcla que has hecho de la realidad del protagonista y el mundo onírico también es llamativa. Cuando la realidad nos abruma llegan las pesadillas, los grandes pájaros que nos asustan, las caídas hacía abismos oscuros e insondables...Pero también en los sueños somos dueños de la situación, podemos atisbar un futuro de esperanza.
Sólo espero que no nos dejes mucho tiempo a “la espera” de otra entrega. Necesito saber si el protagonista, sin nombre, se hunde en el abismo o resurge en la esperanza más reforzado. Espero que la visita al pasado le sea de ayuda. Seguro que si.
Besos y abrazos.
"¿Vivimos una misma realidad de distinta manera? ¿Vivimos distintas realidades?
ResponderEliminarDesde luego hay distintas percepciones, distintos códigos éticos y morales a la hora de afrontar la realidad. Todo lo que nos rodea altera la percepción"
Esta afirmación da para nuevos enredos...pero creo que no damos abasto. Lo cierto es que la realidad depende de la percepción. No hay una realidad objetiva. Lo que ve el pez, con su visión plana, no es lo que vemos nosotros. Tampoco la percepción de colores. Y el tacto es diferente de unos seres vivos a otros. Los sentidos nos muestran realidades diferentes... No pensaba yo que todo esto se deducía de mi relato/capitulo de la novela...
!Cuántas cosas!
Devolución de besos y abrazos.
Port
Bueno, querido Emilio, aquí, aunque no soy el primero, tampoco seré el último. Los primeros calores parace que merman ganas a los comentaristas, pero tiempo al tiempo, esto acaba de empezar.
ResponderEliminarEsta presentación de tu nueva novela tiene buenos cimientos, pero no me atrevo a anticipar nada. Parecce que las dificultades por las que atraviesa un innombrado personaje de negocios, que no cumple con los plazos de pago, se transportan a un universo onírico, lleno de simbolismos, que promete muchas historias relacionadas. Espero de esas tramas muchas emociones, verbos de acción ejecutados por personajes visibles con los que podamos identificarnos, escenarios verosímiles y los indicadores adecuados que abran y cierren puertas entre los pasillos de la realidad cotidiana que describe un impagado y el surrealismo caprichoso de los sueños.
Como ya he dichop otras veces de tus libros, que éste sea de los que abrimos con expectación y cerramos con provecho.
¡Enhorabuena!
En fin, Alex, ya veo que, como buen narrador que domina tanto la narración clásica como la experimental - no hay más que ver tu relato "El trasplante" que sólo tiene el titulo, una foto de dos antiguos divos de Hollywoos ( Clark Gable y Bárbara Stanwick ) y un pie de foto que dice: Milagros...Dr. Belmente pero que, sólo con esto, ya tiene tela...Porque, además de decir mucho con poco utilizas la imagen como parte del relato (!genial!) en fin que, aunque ese relato tenga una versión escrita, como he dicho en tu blog 2, que espero que conectes pronto con el 1, es realmente sensacional el intento...De hecho, al haber contado aquí tu "relato" otros ya pueden opinar o ir a tu enlace http://alejandro-alejandroperezgarcia.blogspot.com/ leerlo (bueno, verlo) y opinar. En fin...me he perdido...bueno, sí, que esta novela trata de muchas cosas mezcladas...y el personaje ese de que hablas no es un realmente un hombre de negocios sino un mortal como los demás que debía un crédito...pero eso es parte de la anécdota. Porque, para mí, en una novela, la historia es importante, pero no lo más importante...a mi lo que me gusta es que los personajes piensen en voz alta, se entremezclen con el autor, como hizo Unamuno en Niebla o Pirandello en su principal obra teatral...vamos que a mi lo que me gusta es mezclar todo.
ResponderEliminarComo la vida misma.
Un abrazo.
En este no nanorelato hay mucho que comentar.
ResponderEliminarDices que te gusta mezclar todo. “Como la vida misma”.
Pues de toda esta mezcla voy a sacar la palabra ESPERANZA. Esa brizna de esperanza que busca tu personaje, representativo de muchos de los individuos de nuestra sociedad actual, mientras cae en el pasado.
La esperanza es la gran necesidad del ser humano. Necesitamos agarrarnos a ella, porque nuestra vida, generalizando, está marcada por la angustia generada por una mala situación económica (en este caso por la imposibilidad de cumplir con los pagos del préstamo).
También nos afligen las catástrofes y la violencia cada vez más deshumanizada que hay en el mundo. Un mundo dirigido por los que están al otro lado de la raya y que nos consideran unas meras marionetas.
Bueno Emilio espero impaciente una segunda entrega, y enhorabuena por esta primera.
Besos.
Toñi
Pues sí, Toñi, la esperanza es una de las sensaciones más maravillosas del ser humano. La esperanza nos mueve, nos consuela en las derrotas, nos hace encontrar luz en la oscuridad. La esperanza es lo que hace que, a pesar del absurdo, a pesar de no comprender el misterio, la vida y sus avatares nos parezcan dignos de vivirse. Yo creo que el Hombre, el ser humano, hombre y mujer, no puede vivir sin esperanza y sin la memoria de lo bueno vivido. Ambas debieran entrelazarse para que el camino sea menos duro, para que no caigamos en el abismo.
ResponderEliminarYo creo que todo es circular, que todo es presente. Y por eso, cuando el pájaro poderoso e inglexible parece que nos lleva a la nada... hago que mi personaje haga un esfuerzo de mente y corazón en el silencio del vuelo y le haga cambiar su rumbo.
Y, esto es un secreto literario, al caer en el pasado está cayendo en el futuro. Algo de amor como energía positiva atenua la caída. Y, el final, ya ves hacia donde apunta.
Querido Emilio:
ResponderEliminarAterrizo en Europa después de semanas paseando por el Extremo Oriente y me encuentro con este primer capítulo de tu novela. Ya ves, una vez más, parece que las casualidades existen, porque si en algún momento he necesitado leer o escuchar algo parecido a lo que tu acabas de publicar, es ahora, tras la inmensa confusión que me he traído en la maleta.
Como sabes de sobra, no tengo ninguna habilidad para aplaudir lo que no me gusta, a veces ni siquiera para expresar correctamente lo que me apasiona, cuando se trata de obras de amigos o conocidos, tal vez porque a mis amigos los considero eso, míos, y excederme en decirles cosas buenas, aunque sean ciertas, me produce casi la misma vergüenza que si me las dijera a mí misma.
Esto viene a cuento porque este comienzo de "La espera" me ha parecido excelente, tal vez lo más poderoso que has escrito hasta ahora en prosa ("Corales" lo dejo aparte). Si erez capaz de continuar con la misma intensidad y el mismo nivel de sugerencia vas a conseguir una novela extraordinaria. Como sólo puedo juzgar esta pequeña parte, te diré mezclas lo demostrable, lo onírico, lo pensado y lo sentido (es decir, los elementos de la "realidad") con mucha mayor claridad y sabiduría que en anteriores obras. En el texto se percibe una línea muy clara de racionalidad que sirve para unir todos elementos y recrear un todo que es tu opinión sobre la existencia, sin que por ello dejes de crear un personaje lo bastante ajeno a ti como para ser literario y por tanto universal desde nuestro momento histórico. Deseo de todo corazón que acabes la novela (no importa si pronto o tarde, no es cuestión de plazos) de la misma manera que la has comenzado. Será un auténtico placer leerla.
Un abrazo grande.
Montse Cano
Querida Montse:
ResponderEliminarHe empezado a pensar, o empecé a pensarlo hace ya mucho tiempo, que el único sentido de la lectura es la integración de lo leido en nuestro interior. La asimilación de un texto, o parte de un texto, aunque sólo sea una frase, que hace que, a partir de lo leido, nosotros no seamos los mismos. Y eso también vale para el resto de las cosas vividas.
La asimilación se produce, a veces, de forma consciente y otras de forma inconsciente. Pero está ahí. Y es el hecho que a mi me importa., sobre todo la asimilación consciente. Recuerdo ahora mis lecturas infantiles - jamás olvidadas - y lo que para mi supusieron. Aquellos libros de Julio Verne, Alejandro Dumas, Paul Feval, Mark Twain...dejaron profunda huella en mí. ¿Y sabes por qué?...porque entonces todo era un descubrimiento...En los libros, en la películas, estaba el mundo. El universo al que había que acceder. El maravilloso universo que estaba más allá de las limitadas fronteras del colegio, del barrio, de la casa. Por eso la lectura, para mí, ha sido siempre un camino. Y si ese camino nos lleva a algún lugar que hacemos nuestro, tiene valor. Por el contrario, si ese camino es una senda inútil y ajena a los sueños ya asentados, a los que todavía permanecen o a los que se crean nuevos, deja de interesarme el itinerario. Ese es el proceso de selección en el tiempo de lecturas y vivencias. El recorrido que nos permite avanzar.
Yo, como escritor, soy lector. Parece un juego de palabras. Pero no es así. Se que tú me entiendes.
Muchas gracias por tu espléndido comentario...es de los que te animan a seguir en esto. De los que te ayudan a caminar.
Emilio, voy a añadir el factor tiempo cuando se trata de esperar. Las efímeras horas, que parecen convertirse en minutos y la ilusión con las que se saborean cuando nos embarga la esperanza de un acontecimiento feliz. En contraposición, las eternas horas que parecen días cuando la desesperanza hace mella en el alma, según le ocurre a tu personaje.
ResponderEliminarPor cierto, yo te sugiero que el título definitivo del libro no sea “La espera”. Empezando por un cuento de Borges contenido en su libro El Aleph, hay varias obras de otros autores con ese título. Al parecer es muy socorrido. Sé que puede parecer atrevido pero podría ser “Camino sinuoso” a algo así, ya que la espera, aunque físicamente imprima connotación de una situación estática, mentalmente es muy dinámica.
Te dejo unas palabras encadenadas:
Esperar es sosiego entre un paso y otro
la claridad tras el crepúsculo
la conversación con el firmamento
el silencio de las olas del mar.
Esperar es la nota discordante que suena
aquella armoniosa melodía por acabar
entretejer partituras de sueños en el aire
el laberinto donde el futuro es el final
Feliz fin de semana.
Bonita la percepción de la duración del tiempo en función de que nos sintamos felices o infelices, de que estemos en un momento alto de nuestras vidas o en un momento bajo de moral...Sí, es cierto, Alicia, que no todas las esperas son iguales...Lo del título...te asombrarias de saber cuántos libros tienen el mismo título en la Historia de la Literatura Universal, o con el simple cambio de una palabra, a veces un sólo artículo. Provisionalmente lo he llamado así...pero seguramente no será el título final. En cualquier caso ya tengo un libro de poemas publicado, hace muchos años que se llama "Compás de espera" (curiosamente igual que el título de un poema de Gloria Fuertes que Jose Antonio cita en La nieve...) y que yo no conocía...pero, dado el antecedente, no creo que la novela, el libro nuevo, se titule como he puesto en la entrada. La palabra "Camino" me gusta...aunque hay un libro llamado Camino, el libro básico del Opus Dei, escrito por Monseñor Escrivá de Balaguer (ahora santo y canonizado y también marqués, no estoy seguro de si consiguió el titulo al final...lo que demuestra que su teoría y su práctica eran bastante divergentes, no por ser marqués, sino por querer serlo) que lleva más de cinco millones de unidades distribuidas a lo largo de estos últimos treinta años...y existe "El camino" de Miguel Delibes...y muchos caminos más...así que tampoco lo veo buena idea...además sinuoso no es exactamente lo que describe el contenido...No se, lo dejaremos para cuando esté listo para la edición...ya sabes que he trabajado muchos años poniendo títulos a las cosas...veremos, pero te agradezco tu aportación.
ResponderEliminarY, bien que me gustaría que esperar fuera siempre "sosiego entre un paso y otro".
Un abrazo.
Emilio, sabía, a priori, que lo del nombre iba a ser un atrevimiento. Más tratándose de "el poeta que pone nombre a los trenes"-me pareció un ttulo de entrada precioso el de Aster-. Supongo que siempre no será fácil condensar todo un proyecto en dos o tres palabras.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo completamente contigo en lo que ojalá la espera fuese "sosiego entre un paso y otro". La vida está llena de muchos matices y la espera, muchas veces, se convierte en más de una "nota discordante que suena".
Por último citaré que acaso algo también importante de La Espera sea permanecer bien acompañado, sin que ello exima de que en ciertos momentos podamos encontrar la paz de la soledad buscada.
Un abrazo
Gracias por tus comentarios y colaboración, Alicia. En el camino de la paz intentamos estar. Un abrazo.
ResponderEliminarPort
Emilio!! Por fin me paso por aquí con tiempo para leerte, y la verdad es que es un gustazo, y aunque tus letras no necesitan acompañamiento, ya sabes que yo soy muy de eso, y por supuesto en esta entrada tuya no dejaría de poner la banda sonora de Master y Comander, no puedo pegarte un link, pero si entras en goear.com puedes pegarlo (no sé si sabes como va).
ResponderEliminarY nada, que me encanta tu nueva sala, me pasaré por aquí más...
Un besoo!!
Menuda banda sonora, Pilar, una maravilla...me alegra mucho que te pases por mi blog...eso significa que los exámenes van bien y puedes dedicar un rato al "hecho literario"...en este caso...esta primera entrada de mi nueva novela...Sí, la música, que es, quizás, el arte mayor, acompaña muy bien determinadas letras...y aunque yo nunca incluyo nada fuera del lenguaje puramente escrito en mis entradas...creo que sería un buen momento para darle este "toque" al primer capitulo de (título provisional) La Espera.
ResponderEliminarDevoluciooooón de beso, compartido con Rusell Crowe, el intrépido y valiente comandante de la nave...
Habrá que estar atento, muy atento.
ResponderEliminarEnri
Un texto de rico contenido en su variedad literaria. La narrativa es impecable, así como su riqueza de vocablos, aun cuando sea duplicar lo dicho primero; en consecuencia: la lectura te ata al pliego (en este caso a la pantalla) con el fin de ver el desenlace saboreando cada palabra. Si todos los demás capítulos son consecuentes con lo leído, y de idéntica naturaleza… No hay palabras.
ResponderEliminarY aquí, en lo dicho anteriormente, no tengo miedo a pecar con lo escrito, por el que esto comenta (JVR), en el otro apartado de frases cortas... Pero, amigo, una invitación, uno de estos años que coincidamos, a una de cebada sin alcoholizar, no te libra nadie.
Jonás
"Ese no hay palabras..." que señalas para calificar un escrito lleno de palabras implica una paradoja que te agradezco en lo que vale; Jonás. Parece que aquí la paradoja de tu comentario encuentra terreno abonado en el reconocimiento. No es fácil, por una parte, enjuiciar a un todo que, aunque terminado prácticamente, no está expuesto. Lo que si puedo decir es que estas primeras líneas pertenecen a un texto complejo, una novela, más basada en la fusión de géneros, que en el seguimiento de una historia, aunque, sin duda, cada personaje tenga su línea argumental. Es un libro donde abunda más la confrontación con el pensamiento que con los sucesos exteriores. Vamos, que no es una novela de aventuras...pero tampoco es un ensayo. Tiene una parte de dietario y otras de diario y lleva historias intercaladas. En definitiva plasma un universo literario muy personal y quizás dificil de ver como novela de planteamiento, nudo, y desenlace. Pero pienso que en sus páginas...algunas hay de buena literatura.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Jonás. Y por la invitación.
Es preciso aclarar que no me he expresado bien y lo siento: el no hay palabras, amigo Emilio, es porque la lectura de este primer capítulo llena de tal modo, que cualquier cosa que se diga por mi parte, queda muy pobre ante tan magnifico texto. Es por tanto que dices bien que es un reconocimiento a tan buena labor literaria.
ResponderEliminarJVR
JVR, Jonás, así lo he entendido, como reconocimiento, gracias.
ResponderEliminarPort
Es deliciosamente agobiante, de una profundidad psicológica que hacen prometer una excelente novela. No quisera ser yo el protagonista, pero si saber lo que le pasa. Quizá el pájaro le hizo sobrevolar su mar de dudas, a mi el de la curiosidad.
ResponderEliminarEstamos al tanto...
Saludos, Emilio
Querido David C.
ResponderEliminar¿Sabes lo que pasa? Al caer en el pasado el protagonista "revive" pensamientos y sueños y decide instalarse en algunos de ellos. Se aferra a ese lugar, porque el futuro es la nada y el pájaro ( el destino ) es inclemente. En realidad al pobre hombre le acojo yo mismo y le permito que exprese sus ideas, sus temores, sus deseos, sus pensamientos...Por ahí van los tiros. Tú sabes que en la novela moderna cabe todo. El hilo argumental es lo de menos: lo de más, para mí como lector, es que las pagínas me hagan pensar, me descubran algo. Y de eso si creo que podremos disfrutar. De hecho el libro está escrito en sus dos terceras partes, pero tengo que "ordenarlo" en sus cuatro cuartas partes, je,je. Me apasiona la Filosofía, David. Por eso ni siquiera en mis libros de Poesía soy capaz de olvidarla. Por cierto, te debo uno, Corales, el último publicado (ha ganado un premio, pero eso no es lo importante, a mi me importa el contenido que es...pura metafísica) bueno, ya sabes que yo como aficionado, y tú como filósofo de oficio, tenemos muchos puntos de unión. Aunque yo siga anclado en Wittgenstein. Y ya se que tú no andas lejos. Un abrazo.
Humm!!! que bien suena esta "espera" Emilio.
ResponderEliminarNo sé en qué lado de la raya me siento mejor: en tu poesía o tu forma de narrar… Creo que el lado siempre es el mismo, solo varía nuestra forma de mirar y tu forma de escribir es una delicia.
La entrada anterior "No fueron tus manos, sino las mías" no tiene desperdicio.
Ha sido una gran idea entar en tu nuevo espacio, sin duda... a pesar de las horas (jajaja!).
UN abrazo y mi cariño siempre
Lo que me ha sonado a gloria es tu comentario, Rosa...sí, el lado es siempre el mismo, tienes razón, por eso no distingo muy bien las fronteras entre géneros, ni humanos, ni literarios, ni divinos...A pesar de las horas nos mantenemos contra tiempo y marea...a pesar de tantas cosas, ahí estamos. A veces no todo es Literatura sino saber de què parte de la raya de la vida estamos. Y mantener el tipo. Como decía un capitán de navío inglés del siglo XVII en su reporte al almirantazgo después de haber luchado en una batalla naval: "Luchamos...y vencimos...hasta donde fue posible".
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