El espacio en las trincheras de la resistencia es, a veces, infinito. No puedes moverte más que con el pensamiento. No puedes ver la luz por el humo de la conflagración. Pero tienes la fuerza del corazón y la conciencia personal para disipar la niebla de la guerra.
viernes, 3 de enero de 2014
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Hace años escribí uno de mis poemas más queridos, "Alejandría", que terminaba con una frase que se ha convertido en emblema de todos mis intentos: "La luz del Faro, sigue ahí". Esa frase y ese poema, reproducidos en este blog en alguna ocasión, implican dos cosas fundamentales para todos nosotros: deseo de iluminación y permanencia. La luz interior no puede apagarse más que cuando el tiempo decida que el cuerpo no puede sostener al alma. Mientras, necesitamos que nuestros pequeños faros personales no se rindan.
ResponderEliminar"Disipar la niebla de la guerra", "no puedes moverte más que con el pensamiento"…qué maravilla de frases. Parecen sencillas pero son mucho más que un resumen de lo que es la vida, esa cárcel sin rejas donde el movimiento es limitado, salvo para el pensamiento y el sentimiento.
ResponderEliminarPor cosas como estas y mucho más,,,ya eres el más nuevo de mis viejos amigos
Amigo a veces es una palabra que se queda corta cuando se trata de mantener la llama de la vida, David. Y tú y yo hace un tiempo - breve, pero confluente - que luchamos en la misma línea del frente, que estamos en la misma trinchera.
EliminarTener la fuerza del corazón y la conciencia limpia es imprescindible para hallar la luz a través de las trincheras.
ResponderEliminarBesos
Tener la fuerza del corazón y la conciencia limpia es imprescindible para hallar la luz desde las trincheras.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito comentario, Rosa. Ambas cosas son fundamentales. Y tú las llevas poniendo en práctica mucho tiempo. Por eso la vida no te ha vencido y has sido capaz de salir adelante contra viento y marea. Un abrazo también para ti.
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