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viernes, 6 de abril de 2012

La húmeda arcilla de la vida

Corre el agua, contenida, en la fuerza primera de su nacimiento, y luego libre.

Juega sobre las piedras y cubre su cuerpo con la claridad inconsciente de la rebeldía.

Su curso, finalmente, sobrepasa el cauce, lo inunda, y lo derriba.

La húmeda arcilla se amolda a la vida.

No puede detener a la corriente que ya conoce la libertad.

11 comentarios:

  1. El cauce , que es el camino, nunca protesta... se amolda y se hace con la fuerza del agua.. a veces nos empeñamos en cambiar su natural recorrido y cuesta, la naturaleza es tozuda pero, en ocasiones, nosotros más.

    Bella entrada, Emilio.

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  2. El agua, cuando es libre, es uno de los elementos más fuertes de la naturaleza.

    Me gustó leerte.
    Un abrazo.

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  3. Todo cambia si hay una fuerza que provoca ese cambio, esa transformación. El ímpetu del agua, su rebeldía, su ansia de libertad, puede derribar los muros más sólidos.
    Un texto para reflexionar, como todos los tuyos. Un abrazo y gracias
    María

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  4. Hay realidades que no admiten exclusiones. La arcilla tiene que amoldarse a la existencia, afortunadamente cuenta con el agua para ayudar. La arcilla es siempre promesa, futuro, ilusión, proyecto, posibilidad, esperanza pero necesita del agua, que es la vida, para ser. Ayer, en medio de una discusión, me di cuenta, claramente, de que en esta casa ―convincente maqueta y simple pieza de un conjunto― había dos realidades y una agredía a la otra. Al principio pensé que era una ilusión óptica, por mis lágrimas, luego que era por el bisel del cristal de la puerta, se veían dos topes de madera iguales en el suelo, aparentemente iguales, separados por una frontera cada vez más sólida. Hay un muro que no puede saltarse, debería ser posible un punto de encuentro y no tener que reducir todo a nada. Pero hay quién no contempla posibilidades intermedias, quién no admite matices. La arcilla se adapta, el agua lo hace posible. Por adaptarse, por mantenerse en la realidad de todos, no pierde su esencia. Su sustancia es suya, la forma es lo de menos. La forma es exterior. Si fuera hueca la forma sería importante porque no habría nada más. Pero es profunda, plena, rebosa de realidad íntima. No hay espacios inhabitados en ella, no hay vacíos. No hay cabida para ecos que vuelven silenciosos del pasado. Todo lo viejo es nuevo a la vez. Todo está por usar, por estrenar, por descubrir. «Nada es, todo fluye» Todo ―yo misma― forma parte de la arcilla. La realidad de todos golpea la personal. No basta el coraje para resistir. Llueve a cántaros y uno ansía descansar, pero descansar implica rendirse y eso no es posible cuando se ha llegado demasiado lejos para volver. Bajo la lluvia, exhaustos, nos asalta, como un resorte, la certeza de ser fieles a nosotros mismos y, de forma automática, damos otro paso… hacia adelante… y parece que los pasos se suceden sin control. Tan absortos estábamos en nuestro cansancio que tardamos un rato en ser conscientes. Es la intensidad propia de la vida, propia de estar vivos. Ese torbellino fascinante y demoledor, esa fuerza siempre inconcebible y sorprendente, que nos da forma y que a la vez conformamos. La vida, el círculo. Y después de la vida «al otro lado de la colina no habrá nieve rosada, roja y azulada.» Vivir es cansado, vivir duele, vivir cuesta. Siempre queda la opción de la simple existencia, ésta me resulta ajena, yo la llamaría inexistencia. La realidad de todos es una estructura necesaria, cimentada en buenas intenciones y en el instinto de supervivencia como especie. Limitarse a ella conlleva menos riesgos pero no puedo decir que sea la opción equivocada, para mí es solo un reflejo, los reflejos «carecen de vida, por eso se aferran a nosotros.»
    Luz

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  5. Anexo
    Cada suceso es poliédrico pero eso no confiere el derecho de tachar mi realidad de fantasía.
    Luz

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  6. Querido Emilio: ¡mira que eres listo!.

    Nos traes la historia misma de la evolución individual puesta en clave de un hermoso poema. Y nos envuelves para concluir lo que creemos saber (sea o no verdad): que hay un punto sin retorno en nuestras vidas si somos capaces de alcanzarlo.

    Gracias por haberme dado esta reflexión. Un abrazo.

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  7. Seres de agua envueltos en capas y capas de arcilla, que se amoldan a la vida, sí, pero sin olvidar, jamás, el ansia de libertad de ese agua primigenia que recorre su identidad. Seres que se recrean cada día, que restablecen el equilibrio entre lo soñado y lo obtenido, que corrigen errores, que aprenden...que son fieles a ellos mismos.

    Este poema me ha recordado a una magnífica serie de fotografías, que Pabl@ puso en NW, en el que el artista se iba recreando poco a poco con arcilla. Primero las manos, luego el rostro...No recuerdo el nombre del autor ni del blog. He ido a buscarlo pero no lo he encontrado, pero si la fotografía que, si entras, puedes verla.

    Es un hermoso poema, Emilio, que recorre fresco y cristalino por el pensamiento. Me gusta su rebeldía, su fuerza, su libertad. Enhorabuena.

    Besos y un fuerte abrazo.

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  8. Hermoso poema mi querido Emilio, que fluye dentro de cada uno de forma personal e intransferible, como la vida misma... igual que su final.

    Como siempre tu poesía no deja solo versos. Es como tú.

    Un abrazo mi amigo

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  9. Querido Emilio:

    La fuerza, la inconsciencia, la rebeldía, el agua, la arcilla… Elementos presentes, armónicos y coadyuvantes, en la esencia de la vida. Todo es nada si está fuera del conjunto. ¿Qué es el agua aislada en un desierto, en una torrentera, en el mar? ¿Y la arcilla, qué es, para qué sirve? Ambas sustancias se necesitan, como otras, como todo. Unidas pueden formar una figura, un cuerpo. Pero de no ser por la mano del alfarero, dotado de fuerza e iniciativa, ambos elementos solo serán barro resbaladizo, de poca utilidad.

    En el mundo, designado así –sin ir más lejos- al espacio doméstico de tejas abajo, no estamos solos. Por más que queramos subir por encima de los demás, pilotando la nave del individualismo, no podremos. Nos necesitamos unos a otros y necesitamos agua para trabajar nuestras arcillas. Y, aunque nos pese, también es precisa la colaboración para tirar por el pedregal, si llega el caso, los cacharros que con tanto trabajo modelamos.

    Un abrazo, amigo.

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  10. Excelente narrador, mejor poeta. Hermosa composición. Felicidades.
    Un abrazo.

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  11. ¿Empiezo de delante atrás a delante y contesto vuestros comentarios? Normalmente lo hago de inmediato. De hecho, siempre se ha producido esa interacción personal entre entradas y contraentradas, pues eso son tambien los coments. Esta vez, sin embargo, he dejado correr - como el agua que encabeza el post - las palabras de tod@s y se ha ido formando una bonita corriente conjunta. Daros las gracias a todos ( Frida, Alejandro, Rosa, Atxia, Manuel, Luz, María, Laura, Carmen...) es poco, pero es algo que importa. Gracias es una palabra símbolo, pero llena de contenido. Porque implica reconocimiento y atención. Implica que el otro sepa que unas palabras o un gesto se han recogido, han llegado a su destino. Y el destino de las palabras es siempre importante.
    Gracias. Gracias a todos y cada uno de vosotrosl. Todos sabéis lo que supone para mí que estéis ahí.

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